Fecha última actualización 02/06/2021 por El Viajero Accidental
Peniche fue el primer destino en el que pensamos cuando organizamos nuestro roadtrip por Portugal de norte a sur. Nos habían hablado mucho de esta pequeña localidad que ocupa el punto más occidental de Europa Continental.
La península de Peniche dispone de unas playas maravillosas lo que unido al fuerte viento que la azota, proveniente del Atlántico, la ha convertido en destino preferente para los amantes del surf. En otoño es el momento de las mejores olas, por eso es imposible recorrer la península sin encontrar caravanas o furgonetas de las que sobresalen las tablas de surf. Las playas están llenas de amantes de este deporte, sin que en apariencia importe si el día amanece soleado o lluvioso.
Nosotros cuando llegamos nos hospedamos en un hotel próximo al puerto pesquero y a la fortaleza, que fue uno los puntos fuertes en la defensa marítima de Portugal y que hoy alberga un museo. Esta zona del puerto está llena de bares y restaurantes, es una zona animada pero al mismo tiempo tranquila.
Lo primero que hicimos al llegar a Peniche fue dirigirnos al puerto con el objetivo de informarnos sobre los horarios para realizar la travesía a las islas Berlengas. En verano se puede ir sin problemas, pero en otoño la bravura del mar no lo permite todos los días. En la oficina nos emplazaron para el día siguiente, se iba a realizar el viaje de ida a las diez de la mañana y el trayecto de vuelta a las cinco de la tarde. También nos comentaron que puedes optar por llevar la comida para disfrutar de los maravillosos lugares y playas de la Isla Berlenga Mayor o también puedes comer en el restaurante que hay allí.
Las Berlengas son un pequeño archipiélago constituido por tres grupos de islotes -Estelas, Farilhões y Berlenga- que está situado a unos diez kilómetros de la costa, pero el barco solo te lleva a la Berlenga Mayor. En ella se construyó un faro y un fuerte, el de Sao João Baptista. Todo el archipiélago es una reserva natural, la más antigua de todo el país.
En la oficina de la naviera nos dieron un buen consejo: debíamos ver anochecer en Cabo Carvoeiro. Así que allá fuimos cogiendo la carretera Marginal Sul.
Nos encontramos con un faro enclavado en unos acantilados que superan los 25 metros de altura. Toda la zona es de una gran belleza, nos impresionaron las grandes olas del Atlántico batiendo contra los acantilados (y eso que vivimos en Galicia) y nos llamaron la atención las formaciones geológicas que se han ido formando a lo largo del tiempo. Un detalle curioso es que una de esas formaciones parece un gran barco seminaufragado, por ese motivo la llaman Nau dos Corvos. El anochecer es precioso y además cuando el sol cae, en el horizonte se dibuja el perfil de las Berlengas.
Al día siguiente nos llevamos un chasco tremendo… amaneció lloviendo y la travesía a las islas Berlengas no se pudo hacer por mala mar. Así que tendremos que volver en otra ocasión para conocerlas.
En su lugar nos fuimos a Baleal, una pequeña península al lado de Peniche a la que se puede ir en coche a través de una carretera de un solo carril entre dos playas: Praia do Baleal Norte y Praia Baleal Sur. Esta península recibe su nombre de haber sido un puerto de ballenas (balea, en portugués).
En esta zona existen numerosos apartamentos turísticos y es imposible ver el mar sin contemplar surfistas, bodyboaders o windsurfers. Muchos acuden a la Praia de Medão famosa por sus olas tubulares, por eso es muy conocida como la Praia dos Super-tubos.
Toda la península de Peniche es preciosa y además tiene el aliciente de ser una ciudad amurallada, es cómoda para conocerla y es un lugar donde puedes comer un pescado fresquísimo.
¡Volveremos! ¡Tenemos pendiente conocer las islas Berlengas!
¡Portugal mucho por descubrir!
Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
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Buen destino, me encanta esa zona; muy rico el arroz con “tamboril”. Las islas, un aliciente para volver.
¡Coincidimos totalmente, Juani! Es una zona que merece la pena, y su gastronomía también… ¡especialmente sus pescados! Sí, habrá que volver para ir a las Berlengas
He ido en dos ocasiones a Peniche y esta segunda vez fuimos la Berlengas. Quedamos encantados
¡Que suerte, Paqui! Nosotros esperamos conseguirlo en el tercer intento. La mala mar nos lo ha impedido ya en dos ocasiones. Gracias por leernos. Un saludo.