Al comienzo de este otoño realizamos un viaje por carretera de Galicia a Cádiz. La experiencia ha sido estupenda, el avión es un medio de transporte fantástico pero los recorridos por carretera te dan una libertad increíble, no dependes de horarios, puedes “perder el tiempo” pasmando con paisajes, descubrir lugares maravillosos, conocer a gente sin prisa y disfrutar del viaje de otra manera.

Nosotros predeterminamos un itinerario por aquello de reservar el alojamiento, el resto fue a la aventura.

Voy a avanzaros la ruta y a lo largo de las próximas semanas iremos publicando artículos sobre lo que más nos gustó en nuestro particular roadtrip.

Es importante que sepáis que la mayor parte de las autovías en Portugal son de pago y no se contempla la opción de pagar en metálico en el peaje. Es lo que se llama Electronic toll only” (sólo peaje electrónico). Están automatizados y previamente, antes de circular por ellas, deberás elegir entre los diferentes medios de pago que ofrecen. Tienes todas las opciones en esta dirección: http://portugaltolls.com/es/web/portal-de-portagens/home

Así que nosotros salimos de Galicia entrando a Portugal por Valença en dirección a Viana do Castelo. En esta localidad existe un punto en el que se puede vincular la matrícula de nuestro coche con una de nuestras tarjetas bancarias, así podremos circular sin preocuparnos por la multas. Fijándote, eso sí, en no pasar por las vías de adherentes. En la página mencionada también te aparecen los distintos puntos donde puede hacerse: Viana de Castelo, Verin, Alto de Leomil y Ayamonte. El sistema de vinculación con una tarjeta es cómodo y evita problemas, es la opción que denominan “Easy Toll”. Si eres de los que utilizan en España el sistema “ViaT” puedes activarlo para despreocuparte de todo y utilizar libremente los peajes electrónicos, de la misma manera que si estuvieras en nuestro país.

Nuestra primera parada no planificada fue Aveiro donde decidimos disfrutar de una navegación por sus canales. De Aveiro nos fuimos a Peniche, en la Região de Turismo do Oeste, con la intención de conocer además las Islas Berlengas pero fieles a la filosofía del roadtrip los imprevistos se hicieron realidad y el mal tiempo impidió la travesía. Así que decidimos aprovechar para visitar la ciudad amurallada de Óbidos, y de allí nos fuimos a la maravillosa península de Tróia que superó totalmente nuestras expectativas.

Tras los días de descanso en Tróia nos marchamos al Algarve, en el sur de Portugal, donde pudimos comprobar que todavía existen lugares idílicos y otros que se han muerto de éxito, convirtiéndose en una caricatura de lo que fueron debido al turismo masivo, como es el caso de Albufeira, que ahora es en un bebedero de cervezas y copas destinado a un turismo extranjero ¡Así que nos quedamos con la belleza que volvimos a contemplar en la Ponta da Piedade, en la fortaleza de Sagres, en el Cabo San Vicente, en el Fuerte de Beliche, en Vila do Bispo…! ¡Y con lugares como Vilamoura o Lagos que sí han sabido asimilar un turismo de calidad!

Abandonamos nuestro querido Portugal para dirigirnos a Jerez, disfrutamos mucho de las bodegas y tabancos de esta ciudad, de hecho decidimos dormir allí en el viaje de vuelta.

Estando tan cerca no podíamos dejar de hacer la ruta de los pueblos blancos. Arcos de la Frontera fue nuestro campamento base. Nos alojamos en un bed & breakfast precioso: Casa El Sueño ¡Traemos mucho que contaros de ella y lo haremos! Desde allí nos trasladamos a conocer Grazalema y al día siguiente a Setenil de las Bodegas. Todos estos pueblos, tanto Arcos como Grazalema y Setenil, son increíbles. La belleza de la naturaleza te impacta y la construcción de las viviendas se pega a la montaña, donde están, como se pegan los percebes a los acantilados.

¡Y llegó la hora de volver a Cádiz capital… varios años después! Entramos por el nuevo puente, el de la Constitución de 1812, conocido como el Puente de la Pepa y llegamos a una ciudad mágica. Al día siguiente contratamos una visita guiada, imprescindible en una ciudad con tanta historia ¡Que bonito es Cádiz! Su malecón recuerda a La Habana.

Recorrida la tacita de plata, no podíamos volver a casa sin ir hasta Vejer y allí fuimos. Nuevamente nos alojamos en un establecimiento que nos habían recomendado, La Fonda Antigua, que dispone de habitaciones muy acogedoras y una terraza con una vistas impresionantes.

Pero aún nos quedaba disfrutar de las famosas playas de Cádiz: Conil de la Frontera con su playa de Los Bateles y con sus calas, entre las que nos quedamos con la Cala del tío Juan de Medina y la Cala del Aceite, la extensión de la Barrosa en Chiclana, los atardeceres de Zahora, la playa de Bolonia con sus ruinas romanas… ¡Y por supuesto nos acercamos también hasta Zahara de los Atunes!

Nos tocaba volver e hicimos escala en Badajoz de la que no esperábamos nada especial y se mostró digna de una visita, la pobre siempre está a la sombra del Cáceres monumental.

¡Al día siguiente llegamos a Galicia! Tras 4500 kilómetros llegaba el final de nuestro roadtrip…

 

¡Os lo iremos contando!

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

 

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