Fecha última actualización 26/03/2021 por El Viajero Accidental
El océano Atlántico que bate con fuerza las costas portuguesas, forma una curiosa ría interior en Aveiro. Allí las aguas oceánicas penetran la tierra extendiéndose longitudinalmente unos 47 kilómetros de norte a sur, con una anchura de 11 kilómetros de este a oeste. Esta ría es una herencia derivada de la retirada del océano.
La entrada a esta preciosa ría, llena de numerosas islas e islotes, se encuentra en un canal ubicado entre Barra y San Jacinto. Una vez dentro nos encontramos el suficiente calado para navegar con cualquier tipo de embarcación.
Aveiro está en la zona centro del país luso, se encuentra a 75 km de Oporto, hacia el sur, y a unos 60 km al norte de Coimbra. Cuenta con una afamada universidad, un casco histórico repleto de edificios de art nouveau – en la parte norte del canal- y un barrio de pescadores -en la parte sur del canal-, hoy en auge inmobiliario.
Su privilegiada geografía ha facilitado la creación de una ciudad muy bella, que a menudo es conocida como la Venecia de Portugal, ya que su casco histórico cuenta con numerosos canales y puentes.
Al navegar por los canales, nos vamos a encontrar con una embarcación característica de la zona que antaño se usaba para el transporte de la sal y de las algas, parecida a una góndola, llamada “moliceiro“. Hoy en día se usa para transportar a los entusiasmados turistas que recorren los canales.
Estas embarcaciones son estrechas y alargadas, y están pintadas de vivos colores. En su proa encontramos dibujos que representan distintos motivos (algún hecho histórico, una creencia religiosa, una actividad cotidiana…) y en la popa es frecuente encontrar alguna frase popular. Es un placer hacer un recorrido en barco en Aveiro.
Graffiti titulado”Atita Tiburao”
Realizado por el artista Fabio Carneiro en el 2014. Es un homenaje a Eduardo Raposo Rodrigues de Sousa , nadador aveirense conocido con “Atita”, que salvó a mucha gente de las aguas del océano.
Todo un tiburón de la ría y del mar que fue condecorado por el presidente de la República Portuguesa.
La cola de tiburón hace un guiño a la forma de un “moliceiro”.
Recorrer Aveiro a bordo de un “moliceiro” es todo un placer, al igual que pasear por sus calles tranquilamente. Esta localidad es una ciudad-museo del arte modernista. A la belleza se le une la comodidad, es una ciudad plana.
Aveiro puede conocerse en un día, pero es aconsejable dedicarle un tiempo a conocer sus salinas y sus alrededores.
La producción de sal supuso un importante activo en la economía local y, aunque hoy la actividad ha disminuido, se mantiene. Se pueden hacer visitas guiadas a las salinas. Dentro de la ría de Aveiro la marina de Troncalhada se ha convertido en un ecomuseo; los ecomuseos hoy están muy en boga como forma de dinamizar la zona señalando lo más significativo del lugar. En éste te explican todo el proceso de extracción de la sal. Como curiosidad decir que, en las épocas de gran producción, de estas salinas salió gran parte de la sal que se usa para salar el famoso bacalao portugués .
Imprescindible visitar los alrededores de la ciudad. Apenas a 10 kilómetros nos encontramos con Costa Nova que tiene unas construcciones muy características, realizadas antaño por los pescadores para usarlas como refugio y lugar donde guardar sus barcas y aparejos de pesca. Fueron realizadas en madera sobre estacas, encima de la arena de la playa. Los pescadores les llamaban “palheiros” (pronunciado palleiros) y las pintaban con vivos colores.
La llegada del turismo, a mediados del S. XIX cambió la situación socio-económica de la zona, los pescadores empezaron a alquilar sus “palheiros” en verano, los burgueses adquirieron muchos de ellos y se empezaron a pintar las tablas de las fachadas como las vemos hoy, fondo blanco y rayas de colorines.
Los palheiros ya no se usan para el fin para el que fueron construidos. La zona merece mucho la pena, no os va a defraudar.
Y por si algo le faltaba a este maravilloso lugar, cuenta además con una naturaleza en estado salvaje, con playas espectaculares y con las Dunas de San Jacinto, que forman parte de una reserva natural. Y además la ciudad es primera en el ranking de calidad de vida de Portugal.
Sin duda, un destino que le encanta a El Viajero Accidental, como todo Portugal.
Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo. No tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
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