Elviajeroaccidental hace hoy un recorrido por algunos belenes de Madrid.

En el recorrido nos guiaron los amigos de la asociación Nártex, que como ellos muy bien dicen “hacen hablar a las piedras”. Podéis ver el recorrido en Googlemaps en este enlace.

Es este un recorrido corto, condensado por el Madrid de los Austrias.

Comenzamos en Carboneras, o más bien en el Convento del Corpus Christi de monjas jerónimas (Calle Conde de Miranda). Aquí nos encontramos con un belén Quiteño, resultado de la influencia de las colonias americanas en la metrópoli. Un belén barroco con las influencias de su tierra de origen. Figuras vestidas al estilo del Barroco, no de la Palestina clásica, con las figuras de la Natividad destacando en tamaño sobre todas las demás.

 

Y de ahí bajando por la Calle de Puñonrostro (solo por el nombre ya merece la pena pasar por allí), se llega a la Basílica Pontificia de San Miguel. O lo que fue la Iglesia de los Santos Niños Justo y Pastor hasta que Isabel de Farnesio decidió hacer de ella la magnífica obra barroca que es ahora. No soy objetivo con San Miguel, me recuerda a paseos de mi niñez por esa parte de Madrid y por tanto a la belleza arquitectónica se une el cariño.

En San Miguel nos encontramos un belén del maestro José Luis Mayo Lebrija.

Además del belén, en San Miguel podemos admirar la propia basílica en sí misma:

 

Y de bonus tuvimos la suerte de asistir a los preparativos para una boda, órgano y tenor incluidos.

 

 

 

 

Y de San Miguel subiendo por San Justo y Tintoreros llegaremos a la Calle Toledo para visitar la Iglesia de San Isidro. Ahora bien, a la izquierda en la Plaza de Puerta Cerrada dejamos Casa Revuelta, donde un buñuelo de bacalao y una caña son obligados. No es un sitio para exquisitos ni tampoco si lo que se busca es una silla para reposar, solo buen bacalao rebozado.

Y llegamos a la Colegiata de San Isidro.

Esta iglesia jesuita donde reposan los restos del santo madrileño alberga un belén barroco con la innegable influencia de la Hermandad Gran Poder y Macaraena de Madrid.

Y desde la Colegiata de San Isidro un recorrido para disfrutar hasta el Palacio Real, nuestra última etapa. Volvemos por San Justo y dejamos a la derecha esa maravilla que es la Calle Cordón. Seguimos recto hasta llegar a la Calle Mayor.

 

Y ya en la Calle Mayor y antes de llegar al Palacio Real y visitar su belén, hemos de mencionar dos paradas obligadas. Una es Casa Ciriaco, donde hay que ir con tiempo para comerse unos judiones de La Granja con perdices. Y el segundo es El Anciano Rey de los Vinos. El Anciano no conserva, en mi opinión, el mismo encanto debido a la turistización progresiva de la zona, pero sigue siendo un sitio estupendo para el vermouth. Y además a mí siempre me recuerda a la magnífica novela de Javier Marías “Veneno, sombra y adiós”, la tercera de la trilogía “Tu rostro mañana” (reseña en curiosity killed the cat).

Y por fin llegamos al Palacio Real para ver su belén napolitano, iniciado por Carlos III para su hijo Carlos IV, es un ejemplo del influjo de la Ilustración. Se suceden las escenas relacionadas con el estudio de la Botánica y Zoología, el descubrimiento de las ruinas de Pompeya y Herculano, la actividad callejera típica de Nápoles (incluida la original lotería o venta de cédulas) y también una representación con personajes cervantinos, homenaje en el centenario de Cervantes.

Un consejo final. Al Palacio Real aconsejo ir como primera parada de la ruta. La aglomeración de visitantes es enorme, así que por pura comodidad es mejor madrugar y visitarlo sin apreturas.

Hasta pronto.

 

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