En su Segundo artículo en elviajeroaccidental.com, Jonathan Freedman nos lleva a pedalear en EEUU, en concreto en la ciudad y el estado de Nueva York. Nos cuenta sus primeros pasos como aficionado al ciclismo de carretera. Y también nos cuenta algunos aspectos del ciclismo en EEUU que Seguro no conocíamos.

Este artículo se basa en los publicados por Jonathan Freedman en su perfilde LinkedIn.

Sufrimiento

Me presenté con el artículo La Fuerza de una Casualidad y ahora conitnúo mi historia.

Metámonos de lleno en el corazón de este deporte que he aprendido a amar y describámoslo con una sola palabra: SUFRIMIENTO. Sufrimiento es lo que sientes cuando haces series de sprint. O también cuando haces series de subida. Y también cuando estás rodando a todo tu ritmo.

El sufrimiento está en hacer una Carrera de Gran Fondo y está en tus piernas, que llevan dos años con agujetas…y lo que vendrá.

Puesto que soy una persona de números, mirémoslo con estadísticas. En el fascinante studio comparative de deportes ESPN Study – Degree of Difficulty: Sports Rankings  podréis ver que en cuanto a la exigencia de aguante, de resistencia, el ciclismo (qué sorpresa) queda en primera posición. Si no queréis leer el artículo, os puedo dar otro dato que tampoco sorprende mucho, el billar y la pesca quedan ultimos del ranking. Sufrir es aguantar y aguantar es sufrir (pendiente la patente de este slogan, ya están pedidas las camisetas ccon ellogo). Este deporte no es para todo el mundo, y para ser sinceros nunca pensé que fuera para mí.

Al principio, antes del ciclismo (2015 y antes) yo me definía como un Portfolio Manager. Un trabajo estresante en el que tienes que tomar decisiones de inversión todo el rato y gestionar el riesgo. Gestionaba un portfolio de acciones global, así que desde las 5 de la tarde del domingo que abría el mercado neozelandés hasta las 4 de la tarde que cerraba el mercado americano, para mí era plena actividad. Estoy seguro que el cuerpo humano no está hecho para apretar un ratón sentado en una silla durante 14 horas y casi dos décadas. Pero eso es lo que yo hacía, mi espalda sufrir horriblemente, con dolores continuos. Pero mi cuerpo se había acostumbrado a ello y desde luego no estaba listo para subirse a una bicicleta.

Y me topé con el ciclismo por casualidad, como describí en mi artículo anterior. Y una vez empecé, simplemente me consumió, me absorbió. Tuve que mejorar mi capacidad aeróbica, desarrollar los músculos de mis piernas y en general mejorar mi forma física, y todo desde una base muy baja. Mis primeras salidas fueron una absoluta tortura, parándome con frecuencia para recuperar el aliento y dale un respiro a mi corazón. Pero lo que más recuerdo de esos días es mi primera gran salida.

Recuerdo como si fuera hoy (y con algo de síndrome de stress post-traumático) mi primera salida de 75 km. No estaba preparado en absoluto. No sabía cómo prepararme en cuanto a nutrición para evitar la famosa pájara, tampoco bebía regularmente para evitar la deshidratación. Mi bici tampoco era la mejor. En aquel momento no sabía si iba a seguir con mi nueva afición, así que no tenía una auténtica bici de carretera, sino una híbrida. No tenía ni idea de cómo dosificarme y no pensaba en la necesidad de guardar fuerzas para la vuelta.

Mi primera salida en la ciudad de Nueva York

Salí de mi casa en Brooklyn un mediodía de domingo, crucé el Puente de Brooklyn, subí por el West Side y crucé el puente de George Washington. Cogí la carretera 9W y paré en la primera gasolinera. Tardé más de lo que pensaba y estaba empezando a atardecer, así que pensé que lo mejor era volver a casa. Ahí empezó un doloroso y miserable viaje de vuelta. Calambres, cansancio, no tenía ni fuerzas ni agua.

Y para rematar, había anochecido y llevaba mis gafas de sol graduadas…Llegué a casa, llamé al timbre y entré literalmente a cuatro patas, pero literalmente. Ahora me río al recordarlo, y quien lo lea reirá conmigo, pero en aquel momento no me hizo nada de Gracia.

 

On the way back home

 

Pero desde entonces todo ha mejorado. Ahora tengo una bici de carretera de carbono, sé cómo beber e hidratarme correctamente y sobre todo sé medir mis esfuerzos para ser capaz de volver a casa. Pero el final del día, es lo que decía el campeón Greg Lemond: “Nunca se llega a hacer más fácil, solamente vas más rápido”. ¡¡Justo lo que me ha pasado a mí!!

Bueno, espero no haber desanimado a ningún futuro ciclista. Aseguro que la satisfacción de ver mejorar tu capacidad física hace que todo valga la pena. Y por encima de todo está la gente que vas conociendo mientras das pedales…sin duda lo mejor. Pero eso merece un artículo nuevo.

Pedaleando en Nueva York y otras curiosidades

Hablando de desanimar…no quiero dejar pasar esta oportunidad de compartir una escalada en un paraje muy atractivo, aquí, no lejos de mi ciudad. Platte Clove Road, al oeste de West Saugerties. La subida es tan exigente—media del 12% durante 3,5 km con máximos que superan el 22%—que algunos corredores profesionales en el Tour de Trump se tuvieron que bajar y subir a pie. Aquí lo podéis ver.

¡Ah! ¿Pero qué es eso del the Tour de Trump? No, no me he vuelto loco. Aquí también podéis ver una historia fascinante, típica de los años 80. El Tour de Trump, del que se sabe muy poco (y de su ahora muy famoso sponsor).

En mi próximo artículo escribiré sobre cómo la resistencia de este deporte ayuda a forjar el carácter y cómo eso me ha ayudado en mi crecimiento personal. Y también en mi deseo de compartir todo esto. Si visitas la ciudad de Nueva York y quieres hacer una salida en bici, estaré encantado de hacer de anfitrión.

Vínculos incluidos en este artículo:

ESPN Study – Degree of Difficulty: Sports Rankings

Devil’s Kitchen Climb Platte Clove Road

the Tour de Trump

Marcos Pereda en la revista CTXT sobre el Tour de Trump

Otros artículos de Jonathan Freedman en elviajeroaccidental.com

Nota del autor: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

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