Fecha última actualización 18/08/2022 por El Viajero Accidental
Hoy te llevamos a recorrer el Museo Sorolla en Madrid.
Es el Museo Sorolla una joya en el corazón de Madrid. Una mezcla atractiva de obra pictórica y un palacete de 1911 en el paseo del General Martínez Campos. Allá vamos.
Te vamos a situar primero en Madrid.
El Museo Sorolla se encuentra en el nº 30 del Paseo del General Martínez Campos, en el distrito madrileño de Chamberí.
Esta casa del pintor valenciano, la mejor conservada, fue construida en 1911. En ella habitó junto con su mujer y tres hijos.
El arquitecto, Enrique María Repullés, fusionó el área de trabajo y su vivienda. Y añadió un muy agradable jardín diseñado por el propio Sorolla.
Las diferentes estancias del museo, empezamos en el patio andaluz.
La idea del museo parte de la mujer del pintor, Clotilde García del Castillo, quien en 1925 dictó testamento legando al Estado español las obras y patrimonio del pintor. Fue inaugurado en 1932 y en 1973 el museo fue incorporado al Patronato Nacional de Museos —suprimido en 1985—.
Desde 2009 es un Museo Nacional de España, adscrito al Ministerio de Cultura y Deporte con gestión exclusiva de la Dirección General de Bellas Artes. (Pinchar aquí para el link a la página oficial del Ministerio).
Sorprende al empezar el recorrido el denominado patio andaluz.
Es un espacio cuadrangular con vegetación y con una fuente espectacular de azulejos de Triana. En torno al patio se distribuyen tres galerías abiertas por arcos y columnas, y un cuarto muro cerrado con ventanas.
Veremos en el recorrido que este patio proporcionaba luz al estudio de Sorolla y al salón. Destaca el zócalo de cerámica de Talavera de la Reina. Toda la decoración es muy popular.
Las estancias que fueron vivienda y ahora son exposición.
El recorrido del museo sigue por la puerta principal, accediendo sucesivamente a las salas I (un recorrido por su obra), II (su despacho) y III (su estudio de pintura).
Las tres salas tienen similar configuración arquitectónica, con techos a dos aguas con claraboyas para iluminación cenital y pavimentos de madera. Están pintadas en un característico color rojo oscuro que hace destacar los frecuentes colores claros y el uso de la luz que hacía el pintor.
La Sala I servía como taller y almacén de marcos y lienzos. Ahora contiene una selección de lienzos importantes, representativos de los distintos momentos en la evolución de su estilo, y actúa como sala introductoria a la visita a la casa museo.
Sala I, un recorrido por la obra del autor.
El despacho del pintor, Sala II.
El estudio de Sorolla, Sala III
Espectacular sin ninguna duda. Conserva admirablemente los utensilios de trabajo del pintor (caballetes, paletas, pinceles) así como otros objetos artísticos. Encontramos aquí algunas de las obras más conocidas del artista, por ejemplo “Paseo a orillas del mar”.
La sala está bañada por la luz natural que entra por claraboyas y ventanales. Hay un número enorme de objetos personales, que se suman a los múltiples cuadros del pintor. El efecto es una sala recargada, pero que no cansa. La Sala rezuma vida, se siente al pintor trabajando en ella.
Las estancias privadas en la segunda planta.
La planta superior de la vivienda albergaba las estancias privadas.
Es lo que se pude denominar “el corazón” de la familia Sorolla. Era Sorolla un hombre eminentemente familiar, sin duda influido por el hecho de quedarse huérfano a los dos años.
Su abundante producción retratando a su mujer e hijos ha sido ahora convertida en una colección temporal denominada “La edad dichosa”.
Nos encantó La Edad Dichosa. Sorolla estaba fuertemente influenciado por el naturalismo, la corriente de finales del siglo XIX.
Así pues, reflejaba la vida cotidiana, los trabajos populares y las estampas que reflejaban en muchas ocasiones a niños.
Lo interesante, interesantísimo, de Sorolla es que aborda diferentes escenas familiares. Son célebres sus maternidades, los numerosos retratos, los cuadros donde los niños representan la «alegría del agua».
Y destaca el hecho de que Sorolla refleja infancias menos favorecidas. No llega a tener un toque Dickensiano, de crítica social aguda, pero sí se atreve a mostrar infancias claramente menos favorecidas que las de sus hijos.
Las salas de reunión: antecomedor, comedor y salón.
Y de las estancias superiores, el recorrido nos lleva a las salas más de uso del conjunto de la familia.
Nos referimos al antecomedor, comedor y salón. Los estilos son marcadamente distintos a los de las salas de trabajo del pintor, por ejemplo.
El antecomedor es pequeño, con un zócalo de azuelejo de la fábrica talaverana de Ruiz de Luna, a imitación de las habitaciones de Felipe II en El Escorial.
Pero lo que impresiona es el comedor. Alto zócalo de mármoles blancos y rojos. Y no solo eso, los faldones de la mesa y los relieves del ensanche que sale hacia el jardín son del escultor José Capuz. Y la lámpara, a juego con la del salón y el antecomedor, es de Tiffany.
Termina el recorrido, antes de salir al jardín, en el salón.
Lo domina la rotonda acristalada con una magnífica vista al jardín. Todo elegancia y luminosidad. Hay pinturas suyas, así como esculturas de José Capuz o Mariano Benlliure. Y destaca la lámpara de techo realizada en bronce y vidrio opalescente en la casa Tiffany de Nueva York por encargo de Sorolla en uno de sus viajes.
Hasta aquí nuestro recorrido por el museo Sorolla en Madrid. Os esperamos muy pronto con más recorridos por Madrid!!!!
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Nota del autor: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
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