Fecha última actualización 01/08/2018 por El Viajero Accidental

Para mí acabar Los 10000 del Soplao fue lo de menos. O lo de más, depende de cómo se mire.


Este es un artículo muy audiovisual de El Viajero Accidental. Hay texto, como no puede ser de otra manera en El Viajero, pero esta vez el texto se queda corto. Las imágenes van a ser el hilo conductor del relato, imprescindible ver todos los vídeos. Imágenes y sonidos, no es posible tener una idea de lo que es esta carrera cicloturista sin escuchar los sonidos que la rodean.

Yo me quedé en los 113km, pero no evité los casi 2.400m de cambio de desnivel total. Estuve a punto de abandonar tres veces y solo la colaboración socarrona de Adrián, le presentaré más tarde, me hizo llegar de vuelta a Cabezón de la Sal.

Los preparativos

La cicloturista parte de Cabezón de la Sal. Allí nos concentramos la tarde del viernes, el día antes de la prueba, para la recogida de dorsales.

Allí, en los jardines del Centro Cultural Conde de San Diego, recogimos la bolsa del corredor y empezamos a tener conciencia de lo que íbamos a hacer. La organización buena, sin agobios, todo claro. Las fotos de rigor, había que dejar constancia de lo que se iba a hacer.

La salida

En la salida creo que me di cuenta de lo cierto que es ese tópico de “como no me dijeron que no podía, lo hice”. La forma física y técnica de los que me rodeaban era claramente superior a la mía. Pero ya era tarde y la adrenalina del comienzo de la carrera no te deja pensar.

Salimos para hacer unos primeros kilómetros suaves, primero dejando Cabezón para volver por Mazcuerras y Virgen de la Peña. Sitios por los que yo ya había hecho mis recorridos (al final de este artículo los veréis).

 

 

Los primeros kilómetros fueron por tanto de disfrute, de apreciar la belleza del tránsito que lleva desde la entrada al Valle de Cabuérniga (en Cabezón de la Sal) hasta la costa occidental. Así este vídeo con la bajada hacia Comillas fue de lo más excitante del recorrido. Aún estábamos, estaba, frescos y por tanto la combinación de paisaje y velocidad era excepcional.

 

En Comillas, el mar

Y tras la bajada, llegamos a Comillas. Comillas como antesala del recorrido por la costa. No le hace plena justicia el recorrido a Comillas, resulta más atractiva la entrada por la costa, por el oriente. como en otro de mis recorridos.

En este caso cruzamos la villa, nos asomamos brevemente a la playa y de ahí rápido hacia el oeste, camino de uno de los platos fuertes del recorrido, Oyambre y san Vicente de la Barquera.

 

 

Oyambre y San Vicente de la Barquera seguramente lo más bello. El recorrido al borde del mar, con las playas de Oyambre y Gerra a la derecha es espectacular. Yo ya iba rezagado del todo, pero en esos momentos eso era irrelevante. Para mí lo importante era disfrutar de las bajadas viendo el mar al fondo y después viendo San Vicente y los Picos de Europa en la distancia. Hasta aquí el cansancio era lo de menos.

 

 

La travesía de San Vicente y el trayecto hasta llegar a la Ría de Tina Menor confirmaron que mis expectativas eran equivocadas. No solo no estaba preparado, sino que además rápidamente se hizo patente. A Muñorrodero llegué para descansar una vez sufrida una dura derrota. No pude llegar a Pechón. A los rezagados no se nos permitió hacer el lazo, entrar por la Ría de Tina Mayor y salir por Tina Menor. Una lástima por la belleza de las dos. Así que ahí pudimos descansar de cara a la entrada al Valle del Nansa y camino de El Soplao.

 

 

Por el interior hacia El Soplao

Y aquí empezó una fase realmente dura. El recorrido por el interior hasta llegar al Soplao fue de gran belleza, pero también de soledad. Aquí tuvimos que adecuar la marcha a las fuerzas que nos iban quedando. Poco a poco, aprovechando para disfrutar de un paisaje fantástico, exuberante, parado en el tiempo. Y aquí se nos fueron yendo las fuerzas, para cuando llegamos al alto del Soplao muy pocas nos quedaban ya.

 

 

 

 

La Collá de Carmona y Adrián

Y así superada Puentenansa y la primera tentación de abandonar, llegamos a Carmona. Es aquí donde empieza a convertirse Adrián en protagonista de esta historia y no yo. Adrián es uno de esos voluntarios de la organización de Los 10000 del Soplao que hacen que te sientas arropado toda la carrera. Desde Puentenansa prácticamente me iba siguiendo a distancia. Al llegar a Carmona y empezar la subida a la Collá, empezó su progresivo trabajo de motivación. Primero que si te espero un poco más arriba en el mirador. Luego que si tiro más adelante y te espero donde pueda aparcar la furgoneta…

 

 

Y así poco a poco llegué al punto en que decidí poner pie a tierra. La cabeza se negó a seguir pedaleando, no las piernas. Y en ese momento, cuando digo aquello de “hasta aquí he llegado” Adrián contestó con su “pero si estás casi arriba, anda, tira!!”. Y así, unos metros más, llegué a la cima de la Collada de Carmona y de ahí ya 16 kilómetros de bajada y llano hasta Cabezón.

 

¡¡Muchas gracias Adrián!!

Y sí, de vuelta en Cabezón de la Sal

Y así, tras los últimos 10km de llano, con algunos calambres pero ya con la satisfacción de saber que llegaba, hice mi entrada triunfal en Cabezón. No solo triunfal, sino que pude oír mi nombre por megafonía, algo que no me esperaba en absoluto. Algo de bueno tuvo ser alcanzado por los participantes en las pruebas de larga distancia. Llegué en olor de multitudes.

 

 

Este fue mi recorrido por el occidente de Cantabria, Cabuérniga y la costa. Nunca había estado tan cerca de bajarme de la bici. Y al tiempo dudo que haya otro recorrido que recuerde con el paso de los años con más cariño.

 

 

 

Otras rutas por Cantabria en El Viajero Accidental:

 

Recorrido en Strava

 

Nota del autor: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

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