Hoy os voy a hablar de un lugar al que le tengo un cariño especial. Parece ser que hace ya bastantes años, siendo niña y al lado de él dije que de mayor quería vivir en “La Coruña de Galicia”. Y lo debía tener bastante claro porque incluso lo dejé por escrito en una postal que le envié a mi padre, que se quedaba trabajando en Madrid parte del verano mientras nosotros nos veníamos para disfrutar de la familia. Fue él quien me recordó y me enseñó aquella postal en la primera visita que les hice una vez que me vine a vivir a Coruña ¡Ya veis, a veces los sueños se cumplen!

 

El Castillo de San Antón se encuentra en la entrada de la bahía de A Coruña, a la entrada del puerto de la ciudad, en una situación estratégica fundamental. En su día sobre una isla, que a base de rellenos portuarios se ha convertido en una península.

Los piratas ingleses asolaban la ciudad y en los ataques navales era necesario tener fortificaciones a ras de agua, por lo que se vio la necesidad de construir distintas fortalezas para su defensa. En ese empeño se edifican tres fortificaciones, una de ellas no ha sobrevivido -el castillo de San Diego que fue derruido y se ubicaba donde hoy está el muelle del mismo nombre- pero las otras dos sí han llegado a nuestros días: el Castillo de San Antón y el de Santa Cruz ubicado en Oleiros, al que ya hemos dedicado el artículo “El castillo de Santa Cruz, guardián de la ría de A Coruña“.

El lugar en el que se encuentra el Castillo de San Antón era antiguamente la isla de “la Peña Grande” de San Antón. El nombre se debía a que en ella había una ermita, una pequeña capilla, dedicada a este santo desde finales de la Edad Media. San Antón era un santo protector frente al ergotismo, una enfermedad mutilante y mortal en época medieval, provocada por el hongo del centeno. La capilla formaba parte de un pequeño lazareto en el que se aislaba a los enfermos de este “ergotismo gangrenoso” que afectó sobre todo a marineros.

En el siglo XVI, que es cuando Felipe II ordena construir el castillo como plaza fuerte para la defensa del puerto coruñés, el lazareto ya había desaparecido y sobrevivía sólo la capilla. El Castillo de San Antón va sufriendo modificaciones con estructuras cada vez más fuertes. La forma y el aspecto que tiene hoy en día data del siglo XVIII. Fue prisión hasta mediados del siglo XX, de esta cárcel nos habla José Juan Picos en su novela “El viento de mis velas” que es la primera novela histórica que tiene nuestra ciudad. Desde 1994 esta declarado Bien de Interés Cultural.

El Castillo de San Antón desde 1968 es el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña, de titularidad municipal, donde se exponen piezas prehistóricas e históricas relacionadas con el castillo, la ciudad y Galicia.

 

El castillo, originariamente al estar situado en un islote, se comunicaba con la ciudad utilizando pequeñas embarcaciones. En lanchones se trasladaron las piedras para su construcción, la pólvora, el armamento, e incluso a los presidiarios en la época en que fue cárcel. Por este motivo encontramos escaleras que hubo que excavar en la roca para que sirvieran de embarcadero.

Hacia 1776 se construyó un pequeño edificio para almacenar la artillería, que luego se utilizó para guardar las barcas, conocida como “casa de botes”, y que hoy es la biblioteca y la recepción y debe su aspecto a la rehabilitación del arquitecto Manuel Gallego.

En esta zona de la entrada contemplamos también la batería baja, “a merlones”, con capacidad para 6 cañones que defendían la parte interna del puerto.

 

La puerta principal es uno de los elementos más relevantes. Une 2 semibaluartes afilados que conforman una tenaza defensiva de gran importancia. Contrasta la solidez militar de los baluartes con la mayor nobleza de la que dispone la puerta adintelada gracias a las volutas, las inscripciones y los escudos.

Una vez que cruzamos la puerta adintelada de la fachada principal y atravesamos el túnel de entrada llegamos al Patio de Armas. Justo antes estaban las santabárbaras, donde se guardaba la pólvora ¿Por qué se llama así el lugar donde se almacena la pólvora? En honor a Santa Bárbara, patrona de los artilleros.

 

Las salas del museo que se pueden visitar en esta planta baja son la sección medieval, la historia del Castillo y en lo que se refiere a la sección de arqueología: Romanización, Cultura Castrexa y Prehistoria ¡Antes de subir a la planta alta no os perdáis en esta planta baja el aljibe, la cisterna excavada en la roca para abastecer de agua al castillo.

 

En la planta alta encontramos el patio, el faro, el pozo, la Casa del Gobernador en la que están las salas del Museo correspondientes a la sección Historia, encontrando las dedicadas a la Sacristía-Capilla, la Sala de Navegaciones, la Guerra de la Independencia, la Sala Barroca y la de Historia de A Coruña. En esta planta alta encontramos también el Cuerpo de Guardia con los talleres y el acceso a la terraza.

Trás el ático alto que domina la puerta principal de acceso queda una pequeña plataforma que se corresponde con el pedestal de lo que fue la caseta para el oficial de guardia encargado de vigilar la entrada al castillo.

La Casa del Gobernador que mencionábamos es el edificio que domina esta planta, y todo el castillo realmente. Fue diseñado en 1776 por el ingeniero Antonio López Sopeña como residencia del gobernador y del capellán. Es una construcción trapezoidal que se distribuye alrededor de una pequeña capilla central, “abierta”, que permitía a las tropas y presos escuchar la misa desde el patio. También servía de atalaya gracias a una escalera de caracol que encontramos en una esquina del edificio, que da acceso a la azotea.

 

 

¡Dos últimas recomendaciones para no extenderme más! No os perdáis, en la rampa de subida a la planta alta, la “Borna”. Es una embarcación experimental que reproduce un barco de la Edad del Hierro. Se trata de un experimento de arqueología llevado a cabo por el profesor Fernando Alonso  y alumnos de la Universidad de Santiago en 1975, que intentaron reconstruir cómo serían los barcos prehistóricos de cuero, mimbre y madera, que aparecen en los textos romanos y petroglifos. Se llama “Borna” porque intenta recrear un petroglifo existente en Moaña, en la ría de Pontevedra.

 

Y la otra recomendación es que no os perdáis la vista desde la terraza con Coruña a vuestros pies…

 

Hasta aquí el artículo dedicado al Castillo de San Antón levantado como os contaba donde en su día estuvo la ermita dedicada a este santo. Hay una leyenda que nos cuenta que en la época de la Armada Invencible, siendo Coruña un puerto de refugio, un galeón que venía desde Lisboa con rumbo a Inglaterra para conquistarla, se refugió de una tormenta. Necesitaban carenar el barco para darle fuerza y estabilidad, así que sus soldados decidieron acercarse al islote y coger piedras de las ruinas de la ermita, que llevaron a la bodega del galeón. Según las colocaron un humo negro se extendió por el barco, y todas las armas y monedas se ennegrecieron. El color negro estaba asociado al culto a San Antón que protegía contra la necrosis del fuego sagrado. Se asustaron, retiraron las piedras del galeón, restauraron la ermita y sacaron al santo en procesión por la ciudad. En ese momento las armas y las monedas volvieron a su color. Los soldados y oficiales pagaron la restauración…

Si te apetece hacer un tour conociendo algunas de las personalidades más importantes de A Coruña, aquí te presentamos uno con Vipealo.

Desde El Viajero Accidental seguiremos recorriendo Galicia de cabo a rabo en cuanto podamos…. ¡y os lo contaremos!

¡Hasta pronto!

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