Por muchas veces que visites San Millán de la Cogolla, tendrás que pararte a pensar cual de sus dos monasterios es el de Suso y cuál el de Yuso. Distinguirlos es muy fácil ya que son bien diferentes, pero asignar el nombre al uno y al otro se nos resiste porque su nombre proviene del latín, de términos que ya no usamos.

El adverbio ayuso es sinónimo de abajo. Los antiguos geógrafos usan el término yuso o ayuso para referirse a las tierras situadas en la parte baja, en contraposición a las tierras de la parte alta (de suso).

Cuando llegas al pueblo de San Millán de la Cogolla, el que te recibe es el impresionante monasterio de Yuso, que está ubicado en la parte baja de la montaña. Pero el primero que se fundó fue el que está situado en la parte alta, el de Suso.

El pequeño monasterio de Suso se construye por necesidad, ya que el espacio de las cuevas donde se cobijaban los monjes se quedó pequeño. En este lugar comenzaron a vivir en cuevas, en pequeñas oquedades de la montaña, los discípulos de San Millán. Inicialmente lo hicieron de manera aislada, viviendo fuera de la comunidad, y dedicándose a la oración. Poco a poco se crea una comunidad que va creciendo y el espacio disponible no puede albergar a más gente por lo que se hace necesario construir el monasterio. Aclarar que Suso era un monasterio dúplice, es decir, allí vivían hombres y mujeres.

La importancia de este lugar está en la gran cantidad de volúmenes manuscritos que salieron de su scriptorium. Seguramente la clave está en el buen hacer de esos monjes escribas que con paciencia, tiempo y el oficio bien aprendido fueron realizando copias de códices y manuscritos.

Del monasterio de Suso salieron las Glosas Emilianenses, es decir, en este lugar se realizaron -por primera vez- unas pequeñas anotaciones en lengua castellana en un códice escrito en latín. El monje copista probablemente las escribió para aclarar el significado de lo que estaba copiando en latín. Por este hecho San Millán de la Cogolla ha pasado a ser conocida como la cuna del castellano .

Para llegar hasta el pequeño monasterio de Suso hay que subir unos dos kilómetros por una ladera llena de vegetación pero cuidado… ¡No está permitido el paso de vehículos particulares, hay un autobús para realizar las visitas!

Abajo, en el pueblo, ya en el S. XI se comienza a construir otro monasterio, el monasterio de Yuso. Durante años coexisten las dos comunidades, si bien en el monasterio de abajo solo conviven hombres, una comunidad de monjes benedictinos. Las dimensiones actuales del edificio que data de los S. XVI y XVII le han valido el sobrenombre de El Escorial de La Rioja. Tiene una portada barroca, un claustro renacentista y una iglesia gótica.

Es un edificio muy bello ubicado en un enclave precioso como es el valle de San Millán.

En este valle desde siempre han existido distintas formas de vida religiosa. La UNESCO ha valorado todo eso y el peso del patrimonio linguístico para reconocerlo como Patrimonio de la Humanidad.

Los dos  edificios se gestionan de forma independiente. El de Suso es propiedad del Estado, hay que reservar día y hora en la CENTRAL DE RESERVAS -ubicada en el Monasterio de Yuso- a través del Tfno.: +34 941 373 082. El de Yuso lo habitan frailes. Es visitable, puedes ir directamente a la Central de Reservas y sacar el billete. Ambos monasterios permanecen cerrados los lunes.

¡La Rioja siempre merece una visita y este valle en especial!

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo y no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”.

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