Fecha última actualización 06/06/2020 por El Viajero Accidental
El último libro de Domingo Villar me ha conmovido. No sólo porque es uno de mis escritores preferidos y alguien a quién estoy deseando entrevistar en El Viajero Accidental y Radio Viajera, sino también porque ha ambientado la novela en los escenarios de mi juventud, Vigo y Moaña.
Yo como Mónica Andrade, la chica que ha desaparecido sin dejar rastro y motiva la investigación, viví durante un tiempo entre Vigo y Moaña cogiendo el vapor a diario cuando mi familia pasaba temporadas en la finca de A Seira (Moaña). El transporte de la ría era mi línea de autobús diaria. Es más, Moaña fue el destino del primer viaje de mi vida, como cuento en mi pequeña presentación de “Quiénes somos”.
En la novela, el inspector Leo Caldas y su incombustible ayudante zaragozano, Rafael Estévez, investigan la desaparición de una joven viguesa de treinta y tres años que vive en la parroquia moañesa de Tirán y se traslada a Vigo a trabajar en la Escuela de Artes y Oficios.
El bello skyline de Vigo desde “el otro lado de la ría” está muy presente en la novela. La dureza del Vigo industrial desaparece cuando se contempla con la ría de por medio. El enclave dota a la ciudad de una perspectiva difícil de igualar.
Domingo Villar vuelve a encontrar la fórmula para introducirnos en el universo del inspector Leo Caldas. En su primer libro de esta serie -Ojos de agua- sorprendió, no decayó en el segundo -La playa de los Ahogados- y ha logrado superarse en este tercer libro.
La trama recorre calles y lugares emblemáticos de la ciudad. Están presentes el mirador del Paseo de Alfonso, la Puerta del Sol con su Sireno, la Alameda, el Náutico, la Estación Marítima e innumerables rincones que frecuenta el inspector Caldas, que ahora centra su investigación en el lugar de trabajo de la desaparecida Mónica Andrade, la Escuela de Artes y Oficios. La joven es hija de un célebre cirujano y nieta de un importante empresario, su desaparición podría ser voluntaria pero también podría haber sido secuestrada. El inspector Caldas y su ayudante Estévez, más humanizado en esta entrega, deben emplearse a fondo y soportar las presiones del comisario jefe que desea resultados rápidos que presentar al eminente médico.
El libro te atrapa al empezar a leerlo, los acontecimientos no son previsibles sino que la intriga se mantiene hasta el final. Resulta además, muy original el recurso usado para introducir los capítulos. El autor nos muestra todos los significados que tiene una palabra que aparece en cada capítulo.
¡Recomiendo la lectura de este libro, sin duda!
Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
Qué bueno! Espero poder leerlo algún dia! Gracias!
¡Muchas gracias por leernos! Un abrazo, Cecilia.
Buen día, totalmente de acuerdo.
Yo me leí los tres de Domingo Villar, mejor dicho me los devoré jajaj. Escritor que conocí casi sin querer, por casualidad…
a parte me encontré que yo viví en el camino de A Xeira hacia la iglesia, e iba a estudiar a
Vigo en el barco y la conexión fue total.
Felicidades por darnos la posibilidad de seguir atrapados por las letras.
Maria Posada
¡Gracias por leer mi artículo, María! Veo que compartirmos gustos literarias y experiencias, ya que como cuento en mi artículo tuve temporadas en las que me trasladaba de Moaña a Vigo a diario ¡Un saludo!