En tiempo de guerra, cualquier agujero es trinchera. Sí, hoy en día puedo decir que aunque no soy muy exquisito con los lugares en los que me alojo, he encontrado una zona de confort alojativa.

Ahora bien, no siempre tuve los recursos que tengo ahora, así que muchas veces, para poder viajar o cumplir otros objetivos, he tenido que hacer noche en hoteles diferentes. Dormí una vez en un sitio en Valdemoro en el que las sábanas daban tanto asco que me metí el pijama por dentro de los calcetines para que la exposición a aquellos materiales fuese la mínima. He pasado un par de noches por 10 € en la casa de una señora griega chalada en Santorini, que guardaba tarros con tierra y elementos varios en el interior y encima de los armarios. He pernoctado en un hotel en Bilbao que había sido un prostíbulo, y de los malos.

Pero si hay un hotel que no esconde sus vergüenzas y que además se vanagloria de ser el PEOR HOTEL DEL MUNDO ese es el Hans Brinker Budget Hotel.

En el año 2010, me regalaron un libro que llama la atención de todo el que lo ve. Se llama The worst hotel in the world. Al principio (y hasta hace relativamente poco), creía que simplemente se trataba del trabajo de alguna agencia de publicidad que quería demostrar su originalidad. Pero tras realizar un poco de investigación (poner el nombre en Google, vaya) he podido comprobar que el hotel es muy real y tiene dos sedes: una en Holanda y otra en Portugal.

“Me gustó, pero tengo mal gusto”. Brillante.

Ellos se presentan de esta manera tan directa en su página web: Bienvenido al Hans Brinker, sinceramente no el mejor hotel de Amsterdam, aunque indudablemente el más memorable. En el Hans Brinker Budget Hotel obtienes lo que pagas, y como no pagas mucho puedes olvidarte de tener piscina, servicio de habitaciones, servicio de recogida, suites de luna de miel, gimnasio, botellitas de champú, jacuzzi o botones con estúpidos sombreritos. Lo que sí que obtendrás son habitaciones económicas, un restaurante, un bar, una discoteca, recepción las 24 horas y 500 camas, todas ellas convenientemente ubicadas en pleno centro del ardiente y acelerado corazón de Amsterdam.

 

Por desgracia no puedo hablar de primera mano, pero el concepto en sí es tan gracioso que tenía que compartirlo. Realmente no creo que el Hans Brinker sea el peor hotel del mundo, sino que es un hotel, o más bien hostal, normal, económico, sin lujos, para gente sin más pretensiones que pasar la noche y quizá conocer gente, que ha querido incorporar un elemento de humor para venderse. Y les ha salido bien. A mí por lo menos me han ganado.

Una noche de descanso en el Hans Brinker lo cura todo… o no.

El que me conoce un poco sabe que soy un gran fan de documentar las variadas formas de cutrez que me voy encontrando por ahí adelante. Gigas y gigas de deprimentes ñapas que algún día, con suerte, verán la luz. Hans Brinker es un paraíso para mí, porque presume de ser mísero, mugriento, carota, pobretón y agobiante.

Es más, su lema es: el hotel que no podría ser más pasota, aunque intentamos superarnos. El libro es una pequeña joya del diseño, y al principio nos cuenta que está dedicado a todos los mochileros, estudiantes y viajeros del mundo, sin los cuales no habría nadie del que abusar, nadie al que maltratar y nadie que acepte el temerario abandono y la descarada traición que nos ha proporcionado nuestra reputación – a la cual damos mucha importancia, con honor y vergüenza en igual medida – como peor hotel del mundo.

En sus 225 páginas se describen los maravillosos y renovados servicios del hotel, avisando por ejemplo de que las habitaciones ahora gozan de llave, puerta y cisterna gratuitas, o que existen más estancias sin ventana. Ahora se da todavía menos servicio o se escucha mucho más ruido. También dice que ahora hay más mierda de perro en la entrada del hotel, por si estabas dudando.

Es como para pensárselo.

¿Qué más? Ah, sí. En las fotos que adjunto en el álbum de abajo verás que presumen de diseño único y algunas mejoras técnicas. También hay un hall of fame dedicado a las pelusas de polvo que se encuentran en diferentes partes del hotel y muchas de las instalaciones son ‘accidentally eco-friendly. Vamos, que en algunas habitaciones no hay toalla, papel, secador o calefacción.

No todo es negativo en el peor hotel del mundo, hay amenities y souvenirs, aunque éstos sean recortables hechos de papel, y la estancia en las instalaciones te aportará algo de lo que no pueden presumir muchos otros alojamientos: una mejora de tu sistema inmune. Y si no, no te devuelven el dinero.

Nos avisaron antes de 2020…

Si te atrae la aventura y te sientes con ganas de darle una oportunidad al peor hotel del mundo, que sepas que lo puedes encontrar en la Rua Pedro Nunes, Nº 10 en Lisboa y en Kerkstraat 136-138 en Amsterdam. ¡Buena suerte!

¡Ah! ¡Y no vuelvas pronto!

 

¿Qué te ha parecido el Hans Brinker Budget Hotel? ¿Cuál es tu peor experiencia hotelera / hostalera / alberguera? Cuéntanoslo en la zona de comentarios que encontrarás mas abajo.

 

P.S: En todas las fotos sale el libro torcido con el afán de hacer un homenaje a la filosofía del peor hotel del mundo. Las imágenes pertenecen al libro ‘The worst hotel in the world’ publicado por Booth-Clibborn Editions. The images come from the book ‘The worst hotel in the world’ that was published by Booth-Clibborn Editions who hold the copyright.

 

Nota del autor: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo. No tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”.

 

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