Fecha última actualización 13/08/2024 por El Viajero Accidental
De Lavapiés a la Plaza de Santa Ana, un recorrido por el Madrid castizo. Una guía de tradición, modernidad rabiosa, arte urbano y arquitectura monumental a la puerta del Madrid de los Austrias y del Madrid de las Letras.
Un recorrido por las calles en las que una parte de El Viajero Accidental nació y vivió sus primeros años. Así que es también un retroceso en el tiempo.
Desde la Plaza de Lavapiés.
Nuestro recorrido nos va llevar desde la Plaza de Lavapiés, por la Calle del Ave María hasta la Calle del Olmo y el Cine Doré. Y después llegaremos a la Calle de Atocha, pasando por la iglesia de San Sebastián para llegar a la Plaza de Santa Ana.
Nuestro punto de partida es la Plaza de Lavapiés. Mucho ha cambiado esta plaza desde que la conocimos nosotros. Probablemente la plaza más multicultural de Madrid y en la que además se puede encontrar ahora el Teatro Valle-Inclán totalmente remozado y como parte del Centro Dramático Nacional.
Desde aquí vamos a subir hacia la Calle del Olmo por la Calle del Ave María.
Vamos a ir disfrutando de algo que nos llama mucho la atención y que nos encanta: las placas de las calles. Mantienen un toque del Madrid antiguo.
Subiendo por esta Calle del Ave María, que tantas veces recorrimos ya sea cuando vivíamos allí o cuando íbamos a visitar a los abuelos, aun se encuentran ciertos flashbacks del pasado. Comercio tradicional que jalonaba esta calle en cuesta que lleva hacia la Calle Atocha y la Plaza de Antón Martín.
De Lavapiés a la Plaza de Santa Ana, llegamos a la Calle del Olmo.
En la confluencia de la Calle del Olmo con la Calle del Ave María encontramos varios temas que llaman la atención.
Este salón de peluquería, a medio camino entre local retro y cuasi arte urbano, vuelve a mostrar la evolución del barrio. Y su atractivo actual.
En la esquina de la Calle del Olmo con la del Ave María se puede ver esta placa en memoria de la bailarina y coreógrafa Antonia Mercé. La modesta placa no hace justicia a la influencia de Antonia Mercé (La Argentina) en la danza española. Se la considera un puente entre el neoclasicismo y el vanguardismo en el baile español y haber sido la gran renovadora de la danza española y andaluza en París.
Fue una virtuosa en el uso de las castañuelas, trabajó con músicos de la talla de Manuel de Falla, Enrique Granados, Isaac Albéniz y José Padilla. Aquí, en este pequeño piso vivió con sus padres donde montaron una escuela de baile. Merece la pena conocer su historia, la de una mujer adelantada a su tiempo sin duda.
De la Calle del Olmo al Cine Doré.
Vamos ahora a encaminarnos por la Calle del Olmo hacia la Calle de Santa Isabel.
Por el camino nos encontramos con más arte urbano.
Y llegamos al Cine Doré. Sin duda uno de los edificios más emblemáticos de este barrio y con una historia que merece detenerse en ella.
En 1923 se construye el actual Cine Doré. Los planos se firmaron por el arquitecto Críspulo Moro Cabeza, bajo promoción del industrial Arturo Carballo Alemany. En la construcción del Doré también intervino el maestro Francisco Garriga, especialista en la fabricación de muebles.
El estilo modernista que se adoptó para el Doré era el habitual en los cinematógrafos de principios de siglo y era coherente con la arquitectura que se estaba realizando entonces en Madrid.
A partir de los años treinta del siglo pasado, el Cine Doré se configuró como una sala de reestreno, con dos sesiones diarias. Hasta su cierre, en 1963, fue un cine de barriada, conocido popularmente como el “Palacio de las Pipas”.
En los años 80 del siglo pasado lo adquiere el Ayuntamiento de Madrid, pero lo que le rescata definitivamente es su conversión por el Ministerio de Cultura en la sala estable de proyecciones de la Filmoteca Nacional. Y como tal viene siéndolo desde el año 1989.
A su lado nos encontramos el Pasaje Doré, que separa al Cine del Mercado de Antón Martín. Este es uno de los mercados madrileños que está viviendo un renacimiento tras muchos años de declive comercial. Muchas veces vino con su abuela el que escribe, a hacer la compra aquí.
De Lavapiés a la Plaza de Santa Ana. Por la Calle del Olmo hacia la Calle Atocha.
Volvemos por la Calle del Olmo para dirigirnos calle arriba hacia la Calle Cristo del Olivar, que nos conducirá a la Calle Atocha y a la Plaza de Santa Ana.
Pero antes vamos a detenernos unos momentos para recordar algunos sitios de la calle en la que vivió hasta los 8 años el que escribe estas líneas.
Un recuerdo que se plasma en las fachadas y portales actuales:
Y aquí, en la confluencia de tres calles, Olmo, Calvario y Cristo del Olivar, se aprecia lo que es este barrio. Un barrio de subidas y bajadas, abigarrado.
Tomamos ahora la Calle Cristo del Olivar que nos va a llevar a la Calle Atocha.
Nos seguimos encontrando muestras del comercio y hostelería pequeños y tradicionales:
Y nos encaminamos ya por la Calle del Olivar.
Nos encontramos la Fundación Casa Patas, sitio de referencia del flamenco.
Y justo antes de llegar a la iglesia de San Sebastián, dejamos a la izquierda el Oratorio del Olivar de los Padres dominicos.
De Lavapiés a la Plaza de Santa Ana. Iglesia de San Sebastián y Plaza de Santa Ana.
Llegamos a la iglesia de San Sebastián. Famosa por estar enterrado en ella Lope de Vega, su historia está llena de avatares.
El origen de su nombre se debe a una ermita que se encontraba en el camino hacia el Santuario de Nuestra Señora de Atocha, sobre el que se funda en 1541. Hacia 1550 el primitivo edificio es demolido por amenazar ruina. Se compra en 1553 el actual solar de la calle Atocha, y de 1554 a 1575 es levantado el edificio bajo la dirección de Antonio Sillero, que realiza también la actualmente conocida como capilla del Sagrado Corazón.
A lo largo de los años se irían añadiendo nuevas capillas. Las ampliaciones fueron obra de Antonio de la Tijera, Juan de Bulga Valdelastras y Juan de Obregón (maestros de obras) entre 1595 y 1598. La torre de la iglesia fue construida en 1612 por Lucas Hernández.
Durante la Guerra Civil Española es saqueada al poco de su comienzo, para ser destruida en la noche del 19 al 20 de noviembre de 1936 por una bomba de la aviación franquista. Al finalizar la contienda fue restaurada por Francisco Íñiguez Almech entre 1943 y 1959, cambiando este arquitecto la orientación del edificio y dejando la antigua torre, que fue una de las más altas de Madrid, tristemente inacabada. El 16 de octubre de 1969 es declarada Bien de Interés Cultural con categoría de monumento.
Llama mucho la atención en su entrada por la Calle Atocha, a la izquierda, las placas que conmemoran las numerosísimas personas con relevancia histórica, desde presidentes del gobierno como Práxedes Mateo Sagasta a bandoleros como Luis Candelas que figuran en sus archivos parroquiales por nacimientos, bautismos, bodas o defunciones.
El más notable de todos ellos es Miguel de Cervantes, que falleció en la cercana calle del León, aunque fue sepultado en el convento de las Trinitarias Descalzas.
Y al otro lado de la Calle Atocha, las tiendas de telas características de este punto del antiguo Madrid.
De Lavapiés a la Plaza de Santa Ana. La Plaza de Santa Ana.
Y llegamos por último a la Plaza de Santa Ana. Allí preside la estatua de Calderón de la Barca.
Y en la Plaza de Santa Ana nos vamos a fijar en dos edificios. Uno en cada extremo de la misma.
Primero, el Hotel Victoria. El actual Hotel Victoria. Aunque nosotros lo recordamos cuando era los inolvidables Almacenes Simeón.
Cuando de pequeño iba a jugar a la Plaza de Santa Ana, entonces no había las terrazas llenas de turistas de hoy en día, pasaba por delante de la entrada a los Almacenes Simeón.
Los Almacenes Simeón tenían su origen en Galicia. Concretamente un empresario riojano, Simeón García Olalla de la Riva, funda en 1872 la empresa Simeón García y Compañía. Su sede original era Santiago de Compostela, desde donde se extendió a otras ciudades gallegas, Oviedo, Santander, Bilbao y Madrid, entre otras.
El grupo de empresas creció durante los años 60 y 70 del siglo XX, llegando a tener incluso un banco, el Banco Simeón, que contó con 33 sucursales. Su declive llegó en los años 80, finalmente quebrando en 1986.
Los Almacenes Simeón estaban en el edificio del Hotel Victoria, lugar característico de este Madrid de las Letras. Se comenzó a construir en 1919, llamándose originalmente Reina Victoria, nombre que cambió durante la II República. Su arquitecto fue Jesús Carrasco-Muñoz y Encina, quien diseñó los miradores acristalados y el peculiar pináculo. Hotel de toreros y artistas, merece la pena leer esta entrada en el blog de Fernando Orgambides que da detalles de su historia.
Y en el otro extremo, el Teatro Español.
Hoy en día uno de los grandes teatros de este Madrid de las Letras. Pero yo aún recuerdo su incendio en 1975. Y cómo se corrió la voz del mismo y cómo a mis 9 años de entonces llegué a la plaza con mi familia, qué locura. Y por desgracia asistimos al hundimiento del techo pasto de las llamas.
Este link al vídeo de RTVE lo cuenta fenomenalmente. Otros tiempos, muchos recuerdos. Vídeo de RTVE.
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Nos despedimos ya. No va a ser esta la última vez que recorramos el Madrid antiguo. Es la primera de muchas. Hasta pronto.
Y si quieres seguir disfrutando de Madrid te ofrecemos más planes:
Links en este artículo:
Hotel Victoria, blog de Fernando Orgambides
Vídeo del incendio del Teatro Español 1975 RTVE
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