La muralla romana de Lugo es famosa, pero poco conocida. Mucha gente sabe que Lugo tiene una muralla que construyeron los romanos, pero desconocen sus características.

Podríamos preguntarnos si es necesario saber esos datos, la respuesta es clara. Los rasgos distintivos que posee permiten subirse a su adarve y lo que es más importante posibilitan pasear, hacer footing y realizar otras actividades biosaludables por ella. Se convierte así en un paseo peatonal que batiría récords en el índice TC-Street.

Este índice se crea para medir el tráfico peatonal en las ciudades españolas. Se hace a través de unas células fotoeléctricas que una vez instaladas cuentan los peatones en calles comerciales.

Todas las grandes ciudades tienen calles que se colocan en los primeros puestos en este ranking. Hablamos del Paseo de Gracia en Barcelona, de la Gran Vía en Madrid o de otras muchas vías que se ubican en ciudades como Vitoria, Oviedo, Valencia… Se trata de calles que son atravesadas a diario por un gran volumen de tráfico peatonal. Estas calles están llenas de establecimientos comerciales. Sin embargo Lugo es la única ciudad del mundo en la que podríamos medir el volumen de tráfico peatonal sobre un Patrimonio de la Humanidad.

Galicia tiene la suerte de conservar dos monumentos romanos de importancia mundial. Uno es la Torre de Hércules que es el único faro romano en funcionamiento en la actualidad. Y el otro es la muralla de Lucus Augusti, una ciudad que se construye rindiendo culto al emperador Augusto.

La muralla romana de Lugo no es como la de numerosos castillos que han llegado a nuestros días. Suelen ser construcciones generalmente medievales que circunvalan un castillo o una torre del homenaje. Generalmente tienen muros más o menos gruesos que terminan en almenas de carácter defensivo. La muralla construida por los romanos es una obra de ingeniería que no tiene parangón.

Los romanos, que mucho trabajaban, primero levantaron un muro todo alrededor de la urbe. Unos seis metros más atrás volvieron a levantar otro muro que discurre paralelo. Pero en este segundo anillo cada cierta distancia construyen cubos circulares que permiten establecer en ellos puestos de vigilancia. Una vez que van teniendo hechos estos dos muros paralelos, el gran espacio que hay entre ellos lo rellenan con piedras, arena, cascotes… El resultado es la muralla defensiva, de unos diez metros de alto, que tras siglos de existencia se reinventa como un recorrido peatonal que es muy usado a diario por los lucenses.

 

Nos preguntamos si no sería bueno que se realizase un recuento de las personas que usan este Patrimonio de la Humanidad porque así se podría poner en valor el flujo peatonal que tiene el monumento.

La muralla romana de Lugo no solo ha llegado hasta nuestros días sino que está viva y además llena de vida a la ciudad que la vio nacer. La prueba fehaciente de su uso cotidiano es que se han instalado rampas de acceso y un ascensor que permite salvar las barreras arquitectónicas a personas con movilidad reducida, que van en silla de ruedas o a las familias que usan carritos infantiles. El elevador se encuentra en la parte trasera de la sede de la Diputación lucense.

Esta y otras iniciativas han servido para premiar a Lugo como el destino turístico mejor adaptado para personas con problemas de movilidad.

Una vuelta entera por la muralla es un recorrido de algo mas de dos kilómetros. Un paseo que se realiza a una altura entre diez y quince metros con gran comodidad ya que no se trata de un camino angosto sino que el trayecto en algunos tramos alcanza los siete metros de ancho.

La muralla romana de Lugo, con diecisiete siglos de edad, continúa adaptándose a los tiempos. Hoy brilla por ser accesible y permitir una vida saludable. En el pasado sirvió de defensa, posibilitó la existencia de un burgo medieval, observó la desamortización de Mendizábal y la caída de los muros de los monasterios. Y además vivió en sus entrañas la apertura de cinco nuevas puertas. Eso sí, no todas fueron realizadas de forma afortunada.

A las cinco puertas construidas por los romanos se han sumado otras cinco más. Se abrieron entre el siglo XIX y principios del siglo XX. Fueron realizadas para comunicar el casco histórico con los servicios extramuros: hospital, cárcel, estación de tren…

En este difícil equilibrio entre proteger el patrimonio y adaptarse a las nuevas necesidades, la muralla ha salido victoriosa. No sé si se verá desde la luna como dicen que se ve la Gran Muralla China pero está hermanada con ella desde el año 2008.

¡Seguimos recorriendo Galicia de cabo a rabo con El Viajero Accidental!

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo y no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

 

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