A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se produce una revolución en el urbanismo coruñés.  Se diseña el ensanche de la ciudad y las nuevas clases dirigentes comienzan a instalarse allí. Como en la mayoría de las capitales europeas estas clases apuestan por el progreso, lo que en arquitectura se traduce en un movimiento creativo que se ha llamado el Modernismo.

En esa época el comercio con las Américas enriquecía a muchos comerciantes. Los nuevos ricos convertidos ahora en la burguesía emergente prefieren instalarse en la zona del ensanche, contrariamente a los ricos de toda la vida que vivían en la Ciudad Alta.

Las edificaciones mandadas construir por la nueva burguesía van ocupando los solares del ensanche coruñés aprobado por el ayuntamiento a finales del siglo diecinueve. El nuevo urbanismo se concibe de manera racional con manzanas rectangulares, plazas intercaladas y calles que permitan una buena aireación.

La nueva clase dirigente encarga sus viviendas y sus locales comerciales a afamados arquitectos, quienes incorporan en sus trabajos las nuevas tendencias surgidas en las distintas capitales europeas como Viena, Berlín, Bruselas, París o Roma. En definitiva, estos arquitectos introducen el Modernismo en A Coruña.

 

Plaza de Lugo

En El Viajero Accidental teníamos muchas ganas de realizar un recorrido por los edificios más singulares del Modernismo en A Coruña.

Para iniciarlo optamos por la plaza de Lugo. Es el epicentro del modernismo en esta ciudad. Esta plaza es una joya, mantiene varios edificios modernistas que son una maravilla. En su día albergó un precioso mercado sufragado por el indiano Eusebio da Guarda González. Hoy el centro de esta plaza está ocupado por un edificio de dudoso gusto. Aún así este espacio es un referente del modernismo.

En el número 22 de la Plaza de Lugo una preciosa casa modernista cuenta con un detalle decorativo único en arquitectura. Su fachada cuenta con innumerables ojos que parecen observar a los viandantes.

 

En la misma plaza en el número 13, nos encontramos con la Casa Arambillet. Es un auténtico palacio urbano con grandes ventanales y balcones, construidos en cemento armado en lugar de madera como se hacía tradicionalmente. La fachada está adornada con cariátides que sirven de ménsula, engalanada de arriba a abajo con una gran guirnalda floral y coronada con el rostro de una dama.

 

A su lado nos esperan unas preciosas fachadas modernistas entre la que destaca “La casa de los cisnes” -en el número 11- llamada popularmente así por el motivo de los mosaicos que la adornan. A ambos lados de esta casa nos encontramos con otras dos decoradas con mosaicos geométricos.

 

 

Y también en la misma plaza de Lugo esquina con la calle Compostela tenemos una obra del arquitecto Julio Galán Carbajal: la Casa Viturro. Su vestíbulo de entrada atrae a numerosos curiosos al ser el más bonito de la ciudad.

 

Plaza de Galicia

De la Plaza de Lugo nos dirigimos a la Plaza de Galicia donde se encuentra la Casa Cortés. Su fachada ha sido recientemente rehabilitada. El precioso edificio cuenta con un portal majestuoso. Hay una escalera principal con peldaños de mármol y una escalera de servicio con peldaños de cemento a la que se accede atravesando unas puertas laterales.

 

 

Paseando por esta zona del ensanche (actuales calles Juana de Vega, Picavia, Feijoo, plaza de Lugo y plaza de Pontevedra) podemos contemplar numerosos ejemplos del modernismo. Este movimiento llega a la ciudad de la mano del arquitecto cubano Ricardo Boán Callejas y del arquitecto coruñés Antonio López Hernández.

Resulta muy interesante ir fijándose en las fachadas que fueron decoradas con profusión de detalles. Encontramos rostros femeninos, numerosos motivos que evocan la naturaleza como lirios, hojas de castaño de indias, plantas acuáticas o guirnaldas. Todo ello de clara influencia inglesa, concretamente del arquitecto Owen Jones, autor del libro “La gramática del ornamento”.

 

Jardines de Méndez Núñez

Tras recorrer la zona del ensanche, llega la hora de dirigirnos a los Jardines de Méndez Núñez. Fueron conocidos inicialmente como los jardines del relleno porque son tierras ganadas al mar. A estos jardines, durante la Belle Époque, los coruñeses acudían a pasear y divertirse. Allí había atracciones feriales y pequeños chiringuitos de madera donde vendían refrescos y bebidas variadas. Con el tiempo estos negocios se hicieron muy rentables y sus propietarios comenzaron a edificar construcciones más sólidas.

Entre esas construcciones destaca el Kiosko Alfonso. Es una preciosidad de estilo modernista con ventanales enmarcados en forja, con dragones fraguados con gran virtuosismo. El armazón de hierro del Kiosko Alfonso es obra de la fundición de Wonenburger que realizó importantes trabajos en esa época en la ciudad herculina.

 

En la fundición Wonenburger se realizaron trabajos tan icónicos como los pabellones del desaparecido Mercado da Garda, los forjados en los que se apoyan los balcones de la casa Rey, las antiguas farolas de los Cantones (las de hoy son una réplica) o el cierre perimetral del puerto de la ciudad. Incluso son obra suya las tapas del alcantarillado, los registros de agua y desagües de la ciudad.

Verja artesanal del cierre perimetral del Puerto de A Coruña realizada por la fundición Wonenburger

El kiosko Alfonso no fue el único “aguaducho” (así se llamaban entonces) en ser reformado. A su lado se realizó el edificio conocido como La Terraza, cuyo original se encuentra en Sada. El edificio que hoy vemos es posterior.

 

Si os fijáis os daréis cuenta de que hay un motivo recurrente en todo el Modernismo en A Coruña: el rostro de una dama. El motivo hay que buscarlo en el propio movimiento modernista que buscó inspiración en distintas disciplinas artísticas como la pintura, la literatura o la música. Uno de los grandes iconos de la época fue la poetisa Elisabeth Siddal. Está considerada como ejemplo de belleza lánguida y enigmática. Por ello era frecuente representarla en las fachadas. Esta dama la encontramos en la casa Rey, en el edificio modernista de la plaza de San Nicolás y en otras muchas edificaciones.

 

Dársena de la Marina

Siguiendo nuestro paseo por A Coruña nos vamos a la dársena de la Marina. Es la imagen icónica de la ciudad. Y allí  destaca una casa modernista conocida como “El diente de oro”. Su nombre proviene del color que adquiere al amanecer, que le hace brillar entre todos los edificios de galerías blancas.

Y muy cerca, caminando hacia la plaza de María Pita encontraremos uno de nuestros edificios preferidos: la Casa Rey. En ella que destacan sus balcones de la fundición Wonenburger.

El Diente de Oro
Casa Rey

Y hasta aquí nuestra ruta modernista. En nuestro recorrido por el Modernismo en A Coruña hemos destacado lo más significativo. Somos conscientes de que existen otros muchos ejemplos de arquitectura modernista. Podríamos citar la Casa Salorio en la plaza de Pontevedra o la Casa Fuente de San Andrés. Y otras muchas edificaciones delante de las cuales pasean coruñeses y foráneos, en unas ocasiones sin fijarse por las prisas de los quehaceres diarios y en otras disfrutando de la riqueza arquitectónica de la ciudad.

 

Nota de las autoras: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo. No tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”.

 

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