“De Roma a Finisterre en bici” es una serie de artículos que comenzamos hoy en El Viajero Accidental con nuestro amigo Abel Antón. Abel comparte nuestra pasión por las bicis y no solo eso, convirtió su pasión en instrumento para hacer un viaje de los que están llenos de experiencias. Durante casi un mes Abel recorrió más de 5 países sobre su bici y en este artículo de hoy empezamos con ese fantástico recorrido.
La oportunidad del ERTE. De Roma a Finisterre en bici, aventura, experiencia y conciencia.
¿Qué ocurre cuando tienes tiempo libre, eres amante de la bici y tienes apoyo para tu locura?
Ante todo, dar las gracias a “El viajero accidental” por dejarme compartir todo ello, siendo difícil resumir la increíble experiencia esperando transmitir el esfuerzo, ilusión, voluntad que llevó a concebir una nueva perspectiva ante la vida.
A veces lo que parece un contratiempo se convierte en una gran oportunidad. Ese fue mi caso cuando convertí una situación laboral como fue un ERTE, en una ocasión para hacer un recorrido que soñaba desde hace tiempo.
Comenzó Julio 2018 y teniendo mi billete en mano para Roma, mi bici completamente embalada solo cabía esperar el ansiado día del despegue. Antes de mi aventura a todo ello me acompañaba mi pareja para pasar una semana disfrutando de Roma, coger fuerzas y emprender mi viaje.
Llegó el día, me despedí de ella en la estación de Termini donde si todo salía como lo esperado nos veríamos en veintitrés días.
Etapa 1. 27 de julio. Roma – Bolsena.
Con el “Ciao” en la estación de Termini comencé rumbo al Coliseum atravesando el Vaticano y diciendo con la mirada adiós a Roma, pedaleé hasta llegar a Viterbo, con una paradita para coger algo de fuerzas y continuar a Bolsena antes pasando por Montefiascone, quedando enamorado de su paisaje de pinos.
Al llegar a Bolsena coincidí con la maravillosa puesta de sol en su playa del famoso lago.
Haciendo noche en un albergue de monjas algo complicado de encontrar, pero mereció la pena por su amabilidad invitándome a ver con ellas el eclipse lunar y la luna de sangre con una merecida pizza previa a una ansiada ducha.
Etapa 2. 28 de julio. Bolsena -Florencia.
En Italia amanece bastante antes que en España y según salió el sol a las 5:40 empecé a pedalear por una carretera llana a la orilla del lago hasta llegar a San Lorenzo Nouvo alejándome del lago.
En esta segunda etapa abandoné la región de Lacio y me adentré en la bonita región de Toscana tan famosa por sus caseríos con cipreses y su vino.
Compartiendo peregrinación, pero en sentido contrario a la vía Francígena que es un camino de peregrinaje similar al camino de Santiago que comienza en el sur de Reino Unido atraviesa Francia, Suiza y termina en el Vaticano.
Después de unos 50km y hacer unas cuantas paradas para disfrutar del paisaje y hacer fotos llegué a un pueblecito en el que decidí parar y reponer fuerzas con un bocata de prosciutto riquísimo.
Continué dirección San Quirico d’Orcia notando el calor de medio día hasta llegar a Siena con un terreno rompe piernas con subidas y bajadas constantes, ya en la ciudad decidí hacer una larga parada para visitarla y comer.
Después de descansar volvimos a ponernos sobre ruedas rumbo al destino de la segunda etapa, llegando a Florencia me asombró la belleza de esta ciudad que es un museo al aire libre por la cantidad de obras de arte que tiene en sus calles y edificios.
Después de aprovechar las pocas horas de luz que me quedaban para ver la ciudad decidí ir a buscar el hostel que días antes reservé percatándome que iba a pasar la noche en un antiguo palacio con balcones interiores y pinturas de la época… ¡Y claro es que estoy en Florencia!!!
Etapa 3. 29 de julio. Florencia-Pisa.
En esta tercera etapa el despertador sonó algo más tarde ya que la etapa era algo más corta y podía disfrutar de su belleza tranquilamente. Desayuné en el hostel con la compañía de los primeros españoles que me encontré en el viaje y empecé a rodar por las calles florentinas sobre las 8:30 de la mañana pasando por varios pueblos en una mañana relajada hasta llegar a Pistoia donde aproveché para hacer la primera parada y almorzar, aquí empezó lo espectacular de esta etapa.
Llegué a Collodi el pueblo del famoso cuento de Pinocho, continué hacia Pisa subiendo un pequeño Puerto divisando a través del túnel que atravieso la característica torre de Pisa inclinada las ansias de llegar y verla me llenaban de nervosismo, recorrí los pocos kilómetros que me separaban de la meta de hoy, y ya en Pisa busqué el hostel y me llevé otra sorpresa, mi habitación tenía vistas a la torre, ¡¡¡increíble por el precio pagado!!!, además de tener la tarde entera disponible para visitar la ciudad y adentrarme a conocer sus iglesisas, puentes, como el rio Arno.
¡¡¡Esto solo es el principio, en breve volveré con vosotros para contaros más de mi recorrido de Roma a Finisterre en bici!!!
Enlaces en este artículo:
Información de ENIT Italia sobre la región del Lacio
Información de ENIT Italia sobre la región de la Toscana
Collodi el pueblo del famoso cuento de Pinocho
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Nota del autor: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
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