Fecha última actualización 27/02/2024 por El Viajero Accidental
Vivo en Poio, en la provincia de Pontevedra, en donde la festividad principal es San Juan, y además es mi cumpleaños. Nacer en este día me ha transmitido el querer conocer y disfrutar de cada una de las tradiciones que tiene esta fiesta.
Por este motivo un año, decidimos acudir a la invitación de nuestros amigos portugueses, y celebrarlo en Oporto. Acudimos desconociendo lo que iba a suceder, pero con la seguridad de que sería diferente, y así fue.
Cuando llegamos a Oporto la ciudad aún estaba tranquila.
Allí también se celebra la fiesta del solsticio de verano, la celebración del sol y del poder purificante del fuego. La noche de San Juan, del 23 al 24 de junio, es la celebración más importante de la ciudad. Y a este santo se le ha atribuido también el título de patrón de los enamorados, con lo cual la noche adquiere un motivo más de alegría.
Hay que cenar antes de salir así que los vecinos se juntan en patios, parques, en cualquier rincón y comienzan a asar las sardinas que saborean con vino tinto en mesas colocadas en la calle, que engalanan con farolillos. Es lo que llaman un arraial, una fiesta al aire libre.
Aparte de las sardinas que se acompañan con broa (pan de maíz) completan el menú típico el caldo verde, consistente en una sopa de patatas con chorizo y col, ensalada de pimientos y a algunos también les gusta añadir al menú el cordero asado. Después de cenar se toma el cimbalino, el café que también conocemos como expresso o bica.
Se preparan las hogueras que se mantendrán hasta que llegue la luz del día y las verbenas surgen por todas las esquinas. Todos tenemos un martillo de plástico en la mano, que al golpear emite un sonido, son los martelinhos. Son de colores con un pequeño fuelle y al atizar, amistosamente, a alguien se le dice: “Bo Sao Joao”. Los niños se acercan a ti si te ven con un martillo e inclinan la cabeza para que les golpees suavemente. Es “a noite dos martelinhos”. Anteriormente en lugar de martillos se llevaba un puerro o flores de ajo con el tallo largo, que se acercaban a los demás para que las olieran y luego les daban con ellas. Algunos aún las siguen usando, y todo ello se puede comprar en numerosas tiendas y puestos ambulantes por toda la ciudad.
El sonido continuo de los martillos, los cohetes y la música lo inundan todo, y al acercarse las doce de la noche la gente se dirige al Puente de Dom Luiz I en la Ribeira, donde es prácticamente imposible moverse. Los más privilegiados reservan cena en barcos fondeados en el centro del río, que se retiran ligeramente cuando comienza el momento cumbre de la fiesta. Todo el mundo quiere estar en primera fila para poder disfrutar de los fuegos artificiales a orillas del Duero, preparados por el ayuntamiento y que duran unos 15 minutos. Un lugar privilegiado para contemplarlos es desde Vila Nova de Gaia, al lado del puente.
Desde hace algunos años también se sueltan globos de papel con una pequeña vela en su interior, baloes, con la intención de que se cumplan los deseos de quienes los elevan. La noche se ilumina por momentos, y la gente aplaude a los que consiguen elevarlos más metros.
Las festarolas, como denominan a las pequeñas fiestas informales o verbenas, están por toda la ciudad. Muchas de ellas se sitúan a orillas del Duero junto al puente de Dom Luiz I. Las hogueras, que hay que saltar al menos una vez, y que hay de todos los tamaños, y la luz de los globos iluminan la noche de Sao Joao.
Y no podemos olvidar tampoco la tradición de las Quadras a Sao Joao, que sirven para hacer peticiones al santo y consisten en unos tiestos, conocidos como mangericos, con albahaca plantada, con adornos de claveles de papel y una banderilla en la que se lee una estrofa de 4 versos pidiendo protección o bendición para los amores.
Continúa la noche, con todos los locales abiertos, con muchísimo ambiente, dentro y fuera, disfrutando no solo la juventud sino toda la familia. Algún rezagado está asando la última sardina, y muchos reciben al sol desde la playa de Foz.
Sin duda, una noche especial ¡Bo Sao Joao!
Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
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