Fecha última actualización 02/02/2019 por El Viajero Accidental
Nos dejaron Marta y su familia en Croacia hace unas semanas y allí vamos a retomar este gran viaje. Esta vez la naturaleza de Croacia, Plitvica y Varazdin.
Parque Nacional de los lagos de Plitvice: ¡AGUA!
Octubre iba llegando a su mitad, y nosotros, ahora sí, cogimos definitivamente rumbo al interior, por paisajes muy bonitos también, bastante montañosos, que lucían esplendorosos en el luminoso otoño. Sólo aparecían algunas sombras ocasionales, que me generaban tantas oscuras preguntas como plasmé en la entrada bloguera (que se puede leer en Facebook); esporádicos recuerdos del pasado, algún cementerio solitario, alguna fachada abandonada…pero puede más el conjunto multicolor del paisaje optimista de estío, las coquetas casas de campo, la preciosa vegetación boscosa, las montañas de fondo…como si quisiera todo este escenario, él también, correr un tupido velo al oscuro pasado.
Nos quedamos en un lugar distinto, una especie de pequeña granja en la que habían habilitado unos pequeños espacios para la pernocta de autocaravanas con electricidad, posibilidad de llenado y vaciado de aguas…resultó ser un acierto quedarse porque estaba sólo a 2km de Plitvice, donde queríamos ir al día siguiente, el sitio era muy acogedor y tenía una simpática propietaria.
Por la mañana, el solete nos daba bien temprano y enseguida pusimos rumbo al Parque Nacional de Plitvice. Queríamos ir prontito porque aunque era octubre y entre semana, imaginamos que tendríamos que “compartirlo” con unas cuantas personas más, ya que éste es uno de los lugares de naturaleza más destacados de Croacia…¡pero al menos no serían las multitudes veraniegas, esperábamos!
Plitvice es un parque nacional de naturaleza privilegiada en la que sobre todo destaca el AGUA: un montón de lagos de montaña unidos entre sí por cascadas y saltos de agua de diverso tamaño y espectacularidad. El agua de los lagos es tan transparente que a la vez que caminas a sus orillas puedes ver cientos de peces (para regocijo de Noa), y el toque de las hojas otoñales flotando en ellas le otorga un ambiente especial. Las cascadas son de quedarse con la boca abierta… Y el telón de fondo de los coloridos bosques de octubre no hacía sino aumentar el espectáculo. Y es que, definitivamente, poder ver Plitvice en un perfecto y caluroso día de otoño es, simplemente…¡algo maravilloso!
La naturaleza y la infraestructura necesaria para que un número elevado de gente la visite han sido aquí combinadas, en nuestra opinión, con bastante acierto. El recorrido discurre bien por senderos, bien por pequeñas pasarelas de madera literalmente sobre el agua. Imagino que en épocas de mucha lluvia (como nos comentan que fue la pasada primavera), no será posible pasar por ciertas partes porque estarán inundadas.
El territorio visitable del parque es muy grande y de hecho te dan la opción de visitar unas partes u otras. Las dos partes principales que se hacen caminando están conectadas por un pequeño transporte público que es una especie de tren eléctrico, para evitar que haya vehículos particulares circulando, lo cual me parece un acierto sin duda. Y después, un barquito conecta dos lagos principales para unir con otra zona en la que sigues a pie.
Pincha aquí para ver una visita al Parque Nacional de los Lagos de Plitvice.
Había gente, sí, pero una cosa muy llevadera…Curiosa la mezcla de nacionalidades diversas….de Canadá a Australia pasando por Israel. Y muchos coreanos, no sabemos si por coincidencia pero todos de lo más dicharacheros, encantados con Noa y pidiendo hacerse una foto con Noa…pues venga…
El día nos cuadró bien, las circunstancias acompañaron y Noa también y pudimos recorrer (deprisa y sin estarnos mucho, para que a nuestra pequeña excursionista no se le hiciera pesado) todas las zonas, de lo cual nos alegramos infinitamente porque es una pasada….¡todo!
Para rematar, la entrada habitual que eran unos 140 kunas por adulto, creo recordar (unos 20 euros, la cosa no es un chollo precisamente aunque la atracción bien lo merezca), se nos quedó reducida a 50 kunas “para los tres” porque casualmente estábamos en la…”family week”!!, la semana de la familia, mira tú qué bien, y nosotros sin saberlo hasta ahora…
En fin, uno de esos lugares que aunque sean muy turísticos son mágicos. Muchas estampas para el recuerdo y muchos rincones donde quedarte mirando y no quedarte otra que pensar, sin más, que la naturaleza es una obra de arte imposible de superar…
Así que, hemos dejado el mar pero sin duda seguimos en clave acuática…bien refrescados con la visión y el disfrute de todos estos lagos y cascadas que vienen, limpias y verdiazules, de las frondosas montañas. ¡Agua….vida…AGUA!
Y ya nos vamos yendo, Croacia…
Terminando octubre y despidiendo Croacia: nuestras dos últimas noches en este país fueron bien diferentes entre sí…en la primera, tras darnos la vuelta en la carretera porque había un accidente y no nos apetecía, (ni teníamos necesidad, más que nada) hacer cola, recalamos en un pueblín llamado Rakovica, bastante cerca aún de Plitvice. En estas zonas campestres del interior tampoco vimos ningún problema en pernoctar por libre discretamente, y así lo hizimos, en una placita rural al lado de unas zonas verdes con toboganes incluidos, en los que Noa por supuesto estaba encantada.
Para despedirnos del interior de Croacia hicimos una rutilla ciclista a un mirador en el que se veían desde lo alto los plácido valles con sus pueblecitos…seguía haciendo un tiempo espectacular y bastante caluroso…¡qué suerte la nuestra!…
Con nuestra dinámica de conducir en las siestas de Noa, salvo que decidiéramos quedarnos más en un sitio, tiramos en dirección norte, hacia los confines del país.
Circunvalamos Zagreb, la capital, de alrededor de un millón de habitantes, con mucha fluidez. No teníamos muy claro dónde parar y…bueno, como en este viaje pasamos por varios países, obviamente no habíamos comprado una guía detallada de todos ellos….a veces buscábamos información, otras preguntábamos, otras nos guiábamos por nuestro “olfato”, jeje….y en nuestro “mapa-atlas”de Europa había unos rectangulitos verdes que indicaban “lugares de interés”, por algún motivo, y que resultaban ser unos rectangulitos informativos bastante prácticos. Así que, así de entrada, este “rectangulito verde” es lo único que en principio sabíamos de Varazdin, nuestra última parada en Croacia. En este país al final no habíamos hecho ni una sola comida fuera, pero ese día, para variar en dos meses y medio, nos íbamos a quedar en una cama “de pago”, en una “Pansion”, porque Noa ya se ha despertado y no nos apetecía dar muchas vueltas urbanas buscando el sitio “bueno”para quedarnos y en este sentido las ciudades (aunque ésta es pequeña) nos dan más pereza o se nos dan peor que los pueblos…
Pero oye, que esto de la “Pansion” por un día se agradece también…pero: ¡cuánto espacio, madree!…aunque eso sí, siempre que echábamos algo en falta, está, por supuesto…¡en la furgo, claro!-nada es perfecto…
Al día siguiente, pedaleamos por Varazdin y nos encontramos con la sorpresa de que es una pequeñita y preciosa ciudad. La arquitectura no se parece en nada a otras zonas que habíamos estado de Croacia. Será la proximidad de otro país, Hungría, y otras influencias. Aunque sólo eran las diez de la mañana, aparecimos en una plaza monumental al ritmo de “Glory Days”de Bruce Springsteen que cantaba animadísimamente un grupo de música local…¡había un ambientazo de la leche y un montón de gente por todas partes! Edificios bien conservados en tonos pastel, parques con bonitas fuentes, muchas flores, iglesias, palacios…merece mucho la pena conocer este rincón de esta esquina croata.
En cuanto al ambiente festivo, seguramente no sería la única razón, pero entre otras cosas, había mucho movimiento de puestos en lo que parecía ser el día contra el cáncer de mama. Nos acercamos a charlar un poco y ver en qué consistía la cosa. Vendían pañuelos, detalles, informaban y después se juntaban todas las personas con camiseta rosa organizadoras del evento, en los jardines del precioso palacio de Varazdin, y les hacían una foto de la revista Millenium. Una colorida estampa por una buena causa.
También nos cuadró hacer alguna comprilla y es que hasta encontramos una eco-tiendita chulísima donde el dueño nos cuenta que en Croacia este tipo de sitios tienen bastante impulso y público desde hace unos 10-5 años….nos gusta enterarnos de estas cosillas y despedir este país con estas noticias.
Y esto ha sido todo por ahora, Croacia…casi dos semanas muy disfrutadas por estas tierras. Aprovechando otra siestecita de nuestra pequeña viajera, cambiaremos de país…¡Hungría! Y que siga el otoño veraniego….
Links en este artículo:
Parque Nacional de los lagos de Plitvice
Pincha aquí para ver una visita al Parque Nacional de los Lagos de Plitvice
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Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”
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