Fecha última actualización 04/04/2019 por El Viajero Accidental
Este artículo forma parte del viaje que contamos en nuestro Podcast, “El norte de Italia” que puedes escuchar en ivoox. ¡¡Incluye entrevistas, reseñas de libros y mucho más!!
Hoy vamos a recorrer tres ciudades aparentemente similares, pero con personalidades bastante diferentes. Siena, Lucca y Pisa.
En nuestro recorrido por La Toscana y tras visitar las pequeñas villas sobre las que hablamos en artículos anteriores (por ejemplo:
Vamos ahora hacia las ciudades que un día hicieron o quisieron hacer sombra a Florencia, con poca suerte como sabemos. Sin embargo la munición de arte con la que están armadas Siena, Lucca y Pisa es igualmente abrumadora.
Comenzamos nuestra visita en Siena
Siena es encantadora, palabra a veces simplona, pero que en el caso de esta ciudad adquiere todo su significado.
La historia de Siena (Siena en la historia) es otra de esas magníficas idas y venidas de la Italia medieval. Ciudad-estado, intrigas, facciones, los grandes imperios (Francia y España) enfrentándose por ella, y al final Felipe II cediéndosela a los Médici. Como buenos banqueros los Médici habían pedido una buena garantía por sus préstamos al emperador español.
Comenzar cómo no en el Duomo, que en mi modesta opinión es superior al de Florencia. Puede parecer mi afirmación como si esto fuera una competición. ¿Pero acaso no lo es? Está claro que eso era exactamente lo que sucedía en El Renacimiento. Las ciudades, las familias competían entre sí y para nuestro beneficio, decidieron extender esa competencia al arte.
El Duomo aporta en esa competición sus pavimentos de mármol, su coro de madera, su púlpito. Abrumador, siglos de acumulación de arte, una rotunda afirmación de poderío. Múltiples artistas aportando a lo que era una innegable señal de estatus.
Digna de visita especial es la Biblioteca Piccolomini, de su creador (el Papa Pío II) y de su familia ya hablamos en uno de nuestros artículos sobre La Toscana:
Desde el Duomo continuamos nuestro recorrido hacia la Piazza del Campo. Y allí en la Piazza no puede uno sino admirar este lugar abierto, bullicioso y amplio, sitio donde los distritos (contradas) se enfrentan en el legendario Palio de Siena.
Buenos díasPlaza del Campo, Siena
Gepostet von Elviajeroaccidental am Montag, 28. August 2017
Nosotros recorrimos las calles que circundan la Piazza, llenas de turistas, que recuerdan su esplendor medieval y renacentista. Y nos acercamos a la Piazza Salambeni para visitar otro símbolo del pasado esplendor toscano: la sede del banco más antiguo del mundo, Monte dei Paschi di Siena. Quizá no en su mejor momento, pero a quién le importa con una sede así.
Siena
Camino de Lucca y Pisa
No soy objetivo con Lucca. Desde el momento que
vi su muralla y entré por Porta Elisa me encantó. La influencia napoleónica es evidente, se nota el regalo de Bonaparte a su hermana Elisa.
Si la historia de los estados de lo que ahora es Italia es apasionante, la de Lucca simplemente está fuera de las escalas de medición. Ciudad estado más o menos independiente hasta que Bonaparte la ocupa en 1805. Su historia desde el final del medievo es una sucesión de facciones que se enfrentan, Condottieri que la gobiernan. Junto a Génova y Venecia forma el triunvirato de Ciudades-Estado. Lucca en la historia.
Aunque su Duomo no tenga la fama de las de Siena o Florencia, su portada es excelente, detallando un mes a mes las actividades del hombre en la Edad Media.
Desde el Duomo y pasando por la Piazza Napoleone se llega a la Iglesia de San Miguel con la estatua de Francesco Burlamacchi. Y desde San Miguel por las callejuelas se puede ir hasta la Torre delle Ore.
Y desde allí a otra muestra de la mezcla de arquitecturas, la Piazza delle Anfiteatro con su sabor popular y aire de la Antigua Roma.
Lucca nos encantó. Renacimiento, guerras napoleónicas, Roma, ¿qué más se puede pedir?
Y hemos dejado Pisa para el final
Pisa decepciona y asombra al mismo tiempo. O al menos eso me pasó a mí.
Decepciona porque por mucho que su torre inclinada produzca asombro, la televisión y los turistas (que somos todos, por mucho que aborrezcamos a “los demás”) aminoran la impresión.
En Pisa nos centramos en la Piazza del Duomo, donde se concentran la Torre, el Duomo, el Baptisterio de San Juan y el Campo Santo.
Y nos vamos a centrar en el Campo Santo. Extraordinario. Por elegancia, proporciones, por los ilustres allí enterrados. Y por el magnífico fresco del juicio final que puede admirarse en su pared sur. Una maravilla que muestra con todo lujo de detalles la estratificación de la sociedad medieval, incluso a la hora de morir.
Aquí terminamos nuestro recorrido por las tres ciudades toscanas. Elviajeroaccidental volverá a la Toscana, sin duda.
Vínculos en este artículo:
Siena en la historia
Biblioteca Piccolomini
Palio de Siena
Lucca en la historia
Nota del autor: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”.
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