Fecha última actualización 15/11/2021 por El Viajero Accidental

La Cinque Terre es uno de los mayores tesoros de Italia y es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997. Se trata de 5 pueblos medievales colgados sobre el mar: Corniglia, Vernazza, Manarola, Monterroso al Mare y Riomaggiore. Son 5 pueblos que parecen sacados de una postal. Empezamos a compartir nuestro recorrido por la Cinque Terre en el mismo orden en que fuimos conociendo los distintos pueblos. Por ello en este primer artículo vamos a hablar de Corniglia.

Corniglia ha sido bautizada por algunos como “el balcón de la Cinque Terre”, un balcón que asoma al mar de Liguria añadimos nosotros.

Para recorrer la Cinque Terre os aconsejamos que os hagáis con la Cinque Terre Card como os contábamos en el artículo “Recorriendo Liguria en tren y barco”. Con esta tarjeta puedes subir y bajar un número ilimitado de veces en las estaciones de estos 5 pueblos. Si deseas más información sobre este tema te lo contamos en dicho post ¡Eso sí, tenéis también que ver estos 5 pueblos desde el mar! ¡Sin ningún género de dudas! Os va a alucinar el colorido de las casas al verlos desde el mar. Por cierto, los colores de las casas están controlados por un comité del buen gusto del gobierno de la comunidad.

 

Con nuestra Cinque Terre Card nos subimos al tren en La Spezia, que era nuestro campo base, y nos fuimos a conocer Corniglia en primer lugar. Se trata del único de los 5 pueblos que estando en la costa no tiene puerto ni playa ¿Por qué? Porque está en una colina de unos 100 metros de altitud rodeada de viñas, mientras que el resto están a ras de mar. No tiene contacto con el mar pero no se puede decir que no disfrute de él porque lo hace con las vistas de la costa de las que dispone.

El tren te deja abajo ya que la línea férrea discurre al lado del mar y para subir hasta el pueblo tienes 2 opciones: coger el bus que va incluido en la Cinque Terre Card o subir casi 400 escalones. Nosotros lo que hicimos fue subir en el bus por la mañana y regresar por la tarde a la estación bajando 22 rampas y 377 peldaños mientras disfrutamos de las impresionantes vistas. Esta escalinata tiene nombre: la Lardarina.

 

Corniglia en nuestra opinión es el más tranquilo de los pueblos que componen la Cinque Terre. Podríamos decir incluso que nos pareció el más auténtico por estar menos invadido por los turistas. Nos encantó el paseo por sus acogedoras calles, algunas con pórticos abovedados y varias que desembocan en un mirador. Se trata de todo un balcón al mar en el que te empapas de azul por cielo y mar.

 

 

 

 

La estructura del pueblo en sí recuerda la de los pueblos de interior con su plaza y sus callejuelas. Hay que destacar la plaza de Largo Taragio en la que se dan cita los habitantes de Corniglia y se respira el ambiente del pueblo. Allí se encuentra la Iglesia de Santa Caterina que por su parte de atrás se abre al mar mediante una gran terraza. Su nombre oficial es el Oratorio de los Disciplinados de Santa Caterina, construido en el siglo XVIII.

En esta “plaza mayor” encontramos también una estatua a los que cayeron en Corniglia en 1926.

 

En la parte alta del pueblo encontramos la iglesia de San Pietro. Os recomendamos que subáis hasta allí porque el paseo ya merece la pena en sí mismo. Te adentras por las callejuelas y descubres la auténtica Corniglia, la vida del pueblo, las casas que lo componen y las personas que las habitan.

 

La existencia de la iglesia de San Pedro está ya documentada en el siglo XIII, si bien se acabó de construir en 1351. Es una iglesia de planta basilical con tres naves y bóveda barroca. Tiene elementos barrocos y góticos, concretamente tiene elementos del gótico típico de Liguria que hay quienes denominan “gótico ligur”. En la fachada típica del estilo ligur encontramos un rosetón de mármol blanco de Carrara y una cornisa de dientes de sierra.

 

Es impresionante la panorámica de los viñedos en terraza porque en Corniglia sorprende la gran cantidad de viñas distribuidas en socalcos o bancales. La verdad es que te viene inmediatamente a la cabeza la vendimia heroica de nuestra Ribeira Sacra. Paseando por el pueblo descubrimos un sistema que han ideado para la vendimia en un terreno casi vertical. Se trata de una especie de vagón pequeño sobre raíles que nos pareció todo un invento.

 

Entre los vinos que producen nos decidimos por probar el Sciacchetrà DOC. Es un vino dulce que apenas sale de la Cinque Terre porque su producción es muy pequeña, lo cual lo hace aún más interesante y más caro como es normal. Nos gustó mucho porque no es demasiado empalagoso, sabe a pasa en su justo punto. Se elabora con la misma uva que el vino blanco de la zona con denominación Cinque Terre DOC, son blancos secos con un sabor muy agradable. Estas uvas maduran en esos bancales que se escalonan de forma vertiginosa hacia el mar.

 

La Cinque Terre es un destino que os recomendamos sin ningún género de dudas. Y si podéis elegir fechas pensamos que la mejor época es junio porque los días son más largos y porque en esas fechas aún puede considerarse turismo sostenible que es como se vende este destino por ser Parque Natural. Como nos comentaba la conserje de algún monumento, en los meses de pleno verano, es decir julio y agosto, en los que viaja la mayoría de la gente ya no puede considerarse turismo sostenible. Mientras que en junio y octubre lo sigue siendo. Para nosotros la pega que tiene octubre es que los días empiezan a acortarse.

¡Sea como fuere el Parco Nazionale delle Cinque Terre es un destino altamente recomendable! ¡No os lo perdáis! Y si os gusta el senderismo también tenéis variedad de senderos para elegir.

En breve os hablaremos de otro de los pueblos de la Cinco Tierras…

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo. No tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

 

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