Cuando planificas un viaje a Granada hay cosas que hacer y lugares que ver que sabes desde el primer momento que tienes que incluir: la Alhambra, la Catedral, el mirador de San Nicolás, el Paseo de los Tristes, el barrio del Albaicín, tomar un té en la calle de las teterías, pasear por la Plaza Nueva… y podríamos seguir enumerando. Pero me voy a centrar en uno de los lugares que descubrí en mi última visita a Granada y del que no me habían hablado. Subí hasta el Sacromonte y conocí la Abadía que lo corona y que le da nombre a este barrio. Y ello gracias a que la tarde anterior nos lo recomendó una amiga que vive en esta ciudad porque había alucinado con el tema de los Libros plúmbeos del Sacromonte, que se hallaron en este lugar.

La Abadía del Sacromonte se encuentra en el monte de Valparaíso, al final del camino de las 7 cuestas, enfrente de la Alhambra, en la zona oriental de la ciudad, sobre la ribera del río Darro y dio nombre a este barrio que es el arrabal de los gitanos granadinos. Las vistas de la Alhambra que se disfrutan desde su enclave son magníficas, y sino juzgad vosotros mismos:

Es uno de esos lugares que una vez que lo conoces y lo has visitado sí empiezas a fijarte en que hay mucho publicado sobre él. De hecho se considera que es uno de los vértices del triángulo, formado junto con la Alhambra y la Catedral, fundamental para comprender la Historia y lo que es hoy en día Granada.

Es un lugar de acogida y peregrinación, con más de 400 años de Historia ya que su origen se remonta a finales del siglo XVI. Se construyó por orden del arzobispo Don Pedro de Castro después de que el pueblo de Granada empezara a peregrinar al lugar donde habían existido unos hornos romanos en los que se hallaron los restos de San Cecilio, el primer obispo de Iliberis, la ciudad romana que posteriormente dió lugar a Granada, y de varios mártires más que sufrieron las persecuciones de Nerón.

Para llegar a ella tenéis las opciones de ir caminando, en coche o en bus. Nosotros optamos por subir en bus, en la línea 34 que te lleva desde la Plaza Nueva, tarda alrededor de unos 20 minutos y tiene su encanto por el recorrido y porque vives más de cerca la vida del barrio. Eso sí, siempre que no te agobie ir en un servicio público un poco apretujado y oyendo conversaciones a buen volumen. Para bajar optamos por ir caminando, pero de eso os hablaré más tarde.

Una vez contempladas las bellas vistas y el exterior de la Abadía nos adentramos en ella. La visita guiada dura unos 45 minutos y el precio de la entrada individual de adulto es de 5 euros, de todas formas aquí os dejamos el enlace a la información necesaria sobre horarios y demás.

Lo primero que visitas es el Claustro, de columnas toscanas y arcos de medio punto. La galería superior es de ventanas rectangulares entre pilastras. Los naranjos y su fuente son el marco perfecto para el silencio que lo inunda y para el comienzo de la visita.

La visita guiada te lleva luego a la sala de exposición permanente en la que se puede disfrutar de una buena muestra del mejor barroco granadino. En esta sala se puede contemplar un retrato del ministro Carvajal realizado por el mismísimo Francisco de Goya, un mapa de Ptolomeo, alguna obra de Alonso de Mena, un ejemplar del Cántico Espiritual anotada por San Juan de la Cruz…

En esta misma sala es donde se puede contemplar un facsímil de los libros plúmbeos que he mencionado al principio del artículo. Estamos hablando de 223 planchas de plomo, de unos 10 centímetros que forman 21 libros. Están escritas en latín y en un extraño árabe. Se acompañan de dibujos difíciles de interpretar, que narran historias sobre los orígenes apostólicos y árabes del cristianismo. Se interpretaron como  un 5º evangelio que habría sido revelado en árabe por la Virgen para ser divulgado en España. Como es de imaginar fueron desautorizados por la Santa Sede al hablar de una religión sincrética. Se llevaron a Roma donde permanecieron hasta el año 2000 en que fueron devueltos.

Los Plomos del Sacromonte son considerados una de las falsificaciones históricas más famosas. Su sentido estaría en un intento de un grupo de moriscos de destacado nivel social de conciliar el cristianismo con el Islam, una vez finalizada la rebelión de las Alpujarras que tuvo lugar entre 1568 y 1571 durante el reinado de Felipe II, en la que se sublevó la numerosa población morisca existente en el Reino de Granada.

La visita guiada continúa por la Iglesia Colegiata, que data de 1610 y está consagrada a la Asunción de la Virgen. Estamos hablando de una iglesia de cruz latina con 3 naves y crucero. Su portada, obra de Pedro de Orea, es un ejemplo del Renacimiento Andaluz de finales del siglo XVI. Hay que destacar, sin duda, los artesonados múdejares de la nave central, del crucero y de la Capilla Mayor que fueron realizados por Juan Vilchez. Y no podemos olvidarnos del retablo de la Capilla Mayor, obra de Blas Moreno. Impresiona la imagen del Santísimo Cristo del Consuelo, conocido popularmente como el Cristo de los Gitanos, que juega un papel fundamental en el miércoles Santo durante la Semana Santa granadina. En la nave lateral derecha, a los pies de la iglesia se venera a la Virgen del Sacromonte o de las Cuevas.

En la zona subterránea de las Santas Cuevas es donde se encontraron los restos de los mártires. Y allí también se hallaron los libros plúmbeos. Su visita es importante para entender la historia de este lugar.

 

No dejéis de dar una vuelta alrededor del edificio para contemplarlo y disfrutar de un agradable paseo, merece la pena verlo desde distintos puntos.

La Abadía del Sacromonte aparte de su actividad litúrgica y sacramental tiene un importante quehacer social y cultural. Esta trayectoria se inició con un colegio para educar a la juventud que posteriormente se convirtió en un colegio de teólogos y juristas, como facultad de Derecho Civil y Eclesiástico y como centro de educación secundaria.

A finales del siglo XIX el canónigo de la Abadía don Andrés Manjón creó las Escuelas del Ave María. Se dedicaban a la educación de los niños más pobres del Sacromonte y de Granada, especialmente niños gitanos.

Y para conocer esta barriada emblemática del Sacromonte os recomendamos que hagáis la vuelta hacia la ciudad caminando. Merecen la pena las vistas y callejear por este barrio. En nuestro caso algunas aprovecharon que nuestra cicerone en Granada había subido en moto para descender con ella por la sinuosa carretera que también tiene su encanto. El recorriendo paseando es de algo más de media hora pues está a unos 3 km del centro de la ciudad.

Es una bajada agradable contemplando montaña, vega y ríos. Llama poderosamente la atención el contraste entre el cerro rojizo y las pitas y chumberas. Según caminas y levantas la vista te sorprende la belleza al contemplar las torres de Alhambra, el verde del valle del Darro y el blanco del Albaicín. Callejead por el Sacromonte y mirad sus cuevas que han habitado gitanos, artistas del flamenco y bohemios. A ellas llevan a actores de renombre cuando visitan España para que contemplen espectáculos diferentes.

Y no podéis dejar de deteneros en el mirador de la Verea de Enmedio para ver una vez más, relajadamente, la panorámica de la Alhambra.

Paseando por sus calles será la manera en la que encontraréis rincones que merecen la pena. Es el caso de la Fuente de la Amapola en la que podréis leer los versos de J. C. Cano: Cuánto me gustaría ser la fuente de mi barrio pa’ cuando pases y bebas sentir muy cerca tus labios.

 

Esta visita forma parte del viaje por Andalucía que hicimos un grupo de amigas, coétaneas, para celebrar el último cambio de década. Fue toda una experiencia de la que volvimos encantadas. Así que os hablaremos en futuros artículos de alguno más de los lugares que descubrimos porque nos encanta compartir Andalucía.

¡Hasta pronto!

 

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