Debuta con nosotros María Garrido que nos cuenta una de sus visitas a Chelsea Flower Show con Anxo Otero, jardinero profesional.

Hoy quiero hablaros de lo que empezó como una oportunidad de acudir a un gran festival de jardinería, que se ha convertido en una  estupenda disculpa para regresar a este país y continuar conociendo esta tierra que cada año nos sorprende con espacios nuevos.

Hace unos cuarenta años que viajé por primera vez al sur de Inglaterra, con la idea de mejorar el inglés que nos enseñaban en el colegio. Estuve viviendo con una familia en Newton Abbot, en Cornwall (Cornualles).

La historia que os quiero contar, se refiere a los últimos años, comenzando en la primera vez que fuimos al Chelsea Flower Show, en el 2010. Animados por las cientos de fotos que había traído mi padre el año anterior, nos lanzamos a la búsqueda de las codiciadas entradas. Con la ayuda inestimable de la familia que vive allí, por fin podíamos contarle a todos que estaríamos en el mejor festival de jardinería del mundo.

Durante un mes, un parque de aproximadamente 4 hectáreas, situado en el barrio de Chelsea, en donde se ubica el Hospital de Veteranos de la Armada británica se transforma, se divide y se organiza el espacio para cada uno de los jardines propuestos y ejecutados por los mejores paisajistas del mundo. Por supuesto, con el apoyo económico de importantísimas empresas.

Royal Hospital Chelsea

No estamos hablando de unas pocas plantas y flores; se construyen piscinas, estanques y cenadores; se incluyen esculturas y lo que sea necesario para que, solamente en cinco días, miles de personas puedan verlo.

Después, los veteranos vuelven a tener su parque, porque todos los jardines se desmontan  y, en muchas ocasiones, se venden tal cual están. Es un espectáculo sentarse en el borde del rio Támesis y observar cómo pasan los camiones con los enormes árboles hacia el festival en construcción.

Dos años después de empezar a acudir valoramos interesante hacernos socios de la Royal Horticultural Society, quien organiza éste y otros festivales de los que ya os hablaré. La razón principal era que nos permitiría acudir en los días reservados a los socios (martes y miércoles), y podríamos ver los jardines con un poco más de comodidad. En realidad, la afluencia estos días es un poco inferior, ya que el jueves, viernes y sábado está abierto a socios y público en general. Para entenderlo, debemos saber que las entradas están agotadas meses antes y la afluencia ronda las 200.000 personas.

El lunes, lo inaugura la Reina y el jurado entrega los premios, no hay cuantía económica, en un sobre cerrado que incluye un diploma que los premiados exhiben en  su jardín. Ni que decir tiene que en los cinco días que dura no se ve una hoja marchita.

 

Puedes coger entradas para todo el día, solo por la tarde o para última hora, en donde las empresas patrocinadoras y sus clientes disfrutan de un cóctel o champagne. Nosotros vamos todo el día, y no os creáis que se hace largo. La verdad, nos lo tomamos con calma; comemos allí, porque hay numerosas zonas con amplia oferta de comida y bebida y con espacio para hacer picnic, tenemos actuaciones musicales en directo, lugares para descansar, y sobre todo tiempo para contemplar el ambiente.

Jardines y plantas aparte, el público acude con ganas de disfrutar el día, vestidos para la ocasión y dispuestos a llevarse algún objeto decorativo para el jardín y alguna planta a la venta en los espacios ubicados en la carpa central.

Nos acompaña durante todo el día la BBC que entrevista en directo a los paisajistas y expositores. En cada jardín te ofrecen información escrita sobre el diseño y las plantas que han utilizado y puedes hablar con ellos y preguntarles por alguna cuestión que te interese del jardín. Casi todos te regalan bolsas de tela muy apropiadas para recoger todos los catálogos.

Coincidiendo con la semana del Festival, todo el barrio de Chelsea y sus maravillosas tiendas decoran escaparates, fachadas e incluso la acera con motivos florales. Recuerdo un año en el que una conocida tienda de moda francesa decoró parte de la calle en el mismo color amarillo que el maravilloso traje expuesto en su escaparate.

De verdad, es muy recomendable, seas o no profesional de la jardinería. En el año 2013 el festival cumplió 100 años.

No nos olvidemos de los parques de Londres, que en mayo están preciosos. Son muchos, pequeños, grandes y muy grandes.

Como curiosidad, y un espacio perfecto para descansar de esta gran ciudad, visita el Sky Garden, situado en el último piso de un edificio de la city londinense, que ofrece espectaculares vistas de la ciudad. Dispone de varios restaurantes y otros espacios para disfrutar, en el medio de un jardín, por lo que es un lugar muy adecuado para reponer fuerzas.

Y ya que estamos en Inglaterra, para completar los viajes hemos ampliado nuestros conocimientos paisajísticos con visitas a otros jardines y castillos, algunos miembros de la Royal Horticultural Society, que podíamos acudir gratis o con descuentos, y otros que no pertenecían a esta sociedad pero igualmente maravillosos.

En todos ellos, os puedo garantizar que disfrutareis de la visita. Tendréis espacios donde reponer fuerzas, todo tipo de facilidades y servicios, y tiendas de souvenirs para llevar un recuerdo a vuestros amigos. Hablábamos el otro día acerca de los jardines visitables por aquí cerca, y de la necesidad de que se realice un estudio comercial adecuado sobre sus propiedades y acercarse un poco a cómo los hacen los ingleses.

Wisley, que también tiene un festival en el mes de septiembre, se puede visitar fuera de esas fechas y es perfecto. Merece la pena tanto la zona formal ajardinada como el bosque que se incluye en la propiedad, con una muy buena colección de plantas. Ocupa un espacio de unas  60 hectáreas, así que con mucha calma. Lo gestiona la Royal Horticultural Society.

Sissinghurst, también merece la pena. Es un jardín creado en el año 1939 por la poeta y cronista de jardines en The Observer, Vita Sackville-West y su marido. Se ha construido en diferentes espacios y patios, cada uno de los cuales mantiene una temática y un color. Es precioso el jardín blanco. Pertenece al National Trust.

Waddesdon Manor es una casa de campo construida en una colina con vistas al pueblo de Waddesdon, como finca de recreo para el barón Ferdinand de Rothschild, miembro de la familia de banqueros Rothschild. Waddesdon es propiedad del National Trust, pero recientemente, tras una intensiva restauración, ha sido y continúa siendo administrado por la familia Rothschild encabezada por Jacob, Barón de Rothschild.

Kew Gardens, el Real Jardin Botánico de Kew, es un extenso jardín de más de 120 hectáreas de extensión en el que se encuentran unos maravillosos invernaderos. Recientemente han inaugurado una instalación en la que puedes caminar a la altura de las copas de los árboles. Es un centro puntero de investigación botánica y como generador de semillas, siendo uno de los bancos más importantes del mundo. Tenemos la suerte de conocer a uno de sus investigadores, Carlos Magdalena; a él le encontrarás con sus nenúfares y maravillosas flores en el Waterlily House.

Pero también es para mí igual de satisfactorio que visitar un jardín, recorrer en coche el countryside inglés, con bosques de hayas recién brotadas y el suelo lleno de Blue Bells.

Blue bells en el countryside

Un año, nos animamos a conducir por la campiña y visitar los Cotswolds, preciosos pueblos situados entre colinas, llenos de encanto y muy cuidados. No os recomiendo ninguno en concreto porque todos son bonitos y tienen mucho ambiente. Seguramente os encontrareis con algún fotograma de alguna película famosa…

Como anécdota, recuerdo que llegamos a una pequeña aldea de no más de 15 casas, y con un pub en el centro, en donde el propietario lo había decorado con los trofeos que había conseguido como jockey de carreras de caballos, en el famoso hipódromo de Ascot. Una  foto recogiendo el trofeo en el centro del comedor, lo corrobora… los caballos estaban fuera.

El año pasado visitamos el condado de Dorset, con una costa espectacular, y con bahías que bien podría haber sido guarida de algún pirata famoso, como Lulworth Cove. Pero las sorpresas no estaban solo en la costa, ya que hacia el interior nos encontramos con los monumentos megalíticos más increíbles, como Stonehenge o Avebury, y otros que vas encontrando en las colinas próximas. Enigmáticos dibujos aparecen también en los campos de maíz, aunque nunca se sabe cuándo va a suceder.

Hace poco que hemos regresado de Inglaterra, visitando de nuevo Chelsea, por supuesto, y hemos aprovechado para hacer una escapada a Cornwall, visitando el Eden Proyect, pero esa es otra historia que pronto os contaré…

Si quieres leer el siguiente artículo de esta serie, puedes hacerlo aquí:

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

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