Fecha última actualización 07/03/2024 por El Viajero Accidental
Voy a compartir nuestro viaje por la coste este de EEUU de este verano. La familia que acogió a Sofía, John & Michelle Poole, con su invitación nos animaron a hacer este viaje con la excusa de visitarles, a ellos les agradecemos la idea porque sin duda ha sido un gran acierto.
Nos decidimos a hacer este viaje en coche, que es la mejor manera de conocer grandes áreas, pero no muy lejanas, por EEUU. El alquiler lo hicimos desde España a través de www.economycarrentals.com y funcionó bastante bien. Recogida y entrega en JFK sin problemas y a un precio competitivo.
Nuestro planteamiento fue empezar en NY, subir a Boston y de ahí volver a bajar a NY, para luego quedarnos varios días en Baltimore desde donde visitamos Filadelfia y Washington.
Empezamos:
BOSTON
Para empezar, cuidado con el tráfico en y alrededor de NY. La I95 en la salida de NY y en Connecticut es una pesadilla, llena de obras. En la costa este parece haber tráfico siempre en todas partes, pero Connecticut fue la peor experiencia con diferencia.
En Boston elegimos un alojamiento por www.wimdu.com que estuvo correcto. Un adosado en Somerville para 5 personas, una zona tranquila y de fácil acceso en metro y autobús al centro.
De Boston destacar lo fácil que es conocer su parte histórica siguiendo simplemente el Freedom Trail, un sendero marcado por una línea de adoquines rojos que te guía por los puntos históricos de la ciudad. Simple, eficiente y no tiene pérdida. El contraste entre arquitectura moderna y la historia es francamente interesante. El Freedom Trail empieza en el Boston Common, un parque lleno de ardillas que casi que comen en tu mano, y sigue por el centro histórico para luego llegar a Little Italy, los Navy Yards y por último el obelisco de Bunker Hill. Este recorrido se lleva una buena parte del día.
Boston es especialmente agradable y por destacar algunas cosas:
Cena en 21st amendment al lado del State House. Pub con muy buena comida, música y a precio razonable.
El Quincy Market. Variedad impresionante de comida, tanto en puestos por dentro para tomar en las mesas del atrio central, como en los restaurantes que lo rodean y sirven los preparados típicos de langosta. No son baratos, pero es un sitio muy agradable.
Las vistas desde la Torre Prudential. Se puede subir al mirador y ver una vista fantástica de Boston por 17$, o subir al restaurante Top of the Hub y ver la misma vista por el precio de una cerveza…no hay mucho que dudar.
En Harvard las visitas guiadas por estudiantes desde el visitors center de la universidad (ojo, no el general de Harvard Square sino el del edificio de la universidad justo detrás).
Transporte público: sin duda lo mejor es el Weekly pass. En dos días amortizamos el abono que da acceso ilimitado a metro y autobús.
DE VUELTA EN NY
Volvimos a NY por la I95 y por casualidad paramos a comer en Mystic Seaport (Connecticut). A quien le guste la historia de la pesca/caza de ballenas, como a mí, le interesará este puerto que se ha convertido en atracción turística. Allí descubrimos un libro fantástico, Longitude de Dava Sorel, del que he escrito una reseña que podéis leer también en este blog.
En NY nos quedamos en un apartamento en Harlem, casi al borde de Central Park. A pesar de la fama, Harlem es una zona claramente en desarrollo y nada insegura. Reservamos a través de Onefinestay y fue un acierto. Servicio muy bueno, incluida recogida por un empleado de la empresa y un móvil de cortesía durante la estancia con llamadas locales y acceso a funciones básicas de internet.
En NY comenzamos con una cena en Indus Valley en la esquina de Broadway y la 100. Buena comida india en buen ambiente.
A partir de ahí, caminar y más caminar. Es difícil destacar qué nos gustó más y al tiempo salirse de lo habitual, pero aquí algunos ejemplos de lo que vimos.
La Zona Cero me parece de obligado paso por el museo y las imponentes fuentes en memoria de las víctimas.
Dirigiéndose desde ahí hacia el oeste y llegando al Hudson y caminando por su ribera, empieza una zona, primero residencial (Tribeca) y luego más de moda, el Meatpacking District. Llena de tiendas, cafés y restaurantes, es una zona regenerada de lo que fueron en su tiempo los mercados de abastos de carne. Pasado el Chelsea Market está el High Line. La antigua vía de ferrocarril elevada por la que llegaba la carne, se ha convertido en un pasillo verde que discurre entre apartamentos muy atractivos. Chocante.
Toda esta visita con un guía de lujo, Anil Gulati, amigo de siempre.
Siempre se habla de que en EEUU solo hay fast food, con las connotaciones que tiene. En mi opinión hay buena comida de todo tipo y efectivamente hamburguesas muy buenas y bocadillos espectaculares. Por ello recomiendo Shakeshack y en concreto la que está en Madison Square Park, al lado del Flat Iron. Hamburguesas buenas, a buen precio en un parque estupendo. No es sorprendente que haya colas de 20′.
Y después de dos días recorriendo Mannhattan llegó el momento de bajar a Baltimore desde donde íbamos a visitar Filadelfia, Annapolis y Washington.
BALTIMORE
En Baltimore nos quedamos en el Baltimore Harbor Hotel, reservado a través de Booking. La razón de quedarnos en Baltimore era la cercanía a la familia de acogida de nuestra hija.
Digo esto porque no es desde luego una ciudad turística. Es un puerto imponente, con 600 mil habitantes, un downtown moderno de edificios atractivos, la universidad y hospital Johns Hopkins, un ayuntamiento de estilo afrancesado similar al de Filadelfia y dos equipos en las ligas profesionales deportivas. Sin embargo algunas zonas del centro urbano están francamente deterioradas, muchos locales vacíos y numerosos homeless recorriendo las calles. Se nota que algo falta en la ciudad, donde parecen convivir dos mundos paralelos. Este artículo de Brookings compara Baltimore con otras ciudades americanas Riqueza, desigualdad y pobreza en Baltimore. En estas cosas se nota la diferencia con Europa. El nivel de desigualdad es mayor, y donde más se nota es en las grandes ciudades.
Caminando hacia el puerto interior se llega a una zona muy desarrollada con museos, acuarios y zonas comerciales.
Desde Baltimore iniciamos varias visitas a las ciudades cercanas:
FILADELFIA
La primera visita fue a Filadelfia. Ciudad histórica, cuna de la independencia, es fácil de visitar. Se llega con suma facilidad al parking del visitors center, en Market St. Allí en muy poca distancia se pueden ver los edificios históricos principales (Liberty Hall, Independence Hall, etc.). Hay visitas guiadas.
Tomando Market St y en cuestión de pocos minutos se llega al ayuntamiento, edificio imponente de estilo segundo imperio, afrancesado como la avenida Franklin Parkway que empieza a pocos metros.
El centro de Filadelfia contiene un contraste fuerte entre edificios históricos y modernos rascacielos. En la plaza JFK hay una gran logia masónica de interesante arquitectura. Y con el museo de la ciudad al final se enfila el Franklin Parkway, que no llega a los Campos Elíseos, pero que no deja duda de la inspiración de los arquitectos que la diseñaron.
Varias cosas a reseñar.
Chinatown muy recomendable. Comimos a una relación calidad/precio muy buena y como es una ciudad manejable, te puedes mover con calma de un sitio a otro.
Al final de Market St justo enfrente del ayuntamiento está un gran almacén Macy’s. No lo recomiendo por el shopping. Es el edificio Wanamaker, en honor al magnate americano de principios del siglo XX. Un edificio de 14.000 m2 con un gran atrio central y que tiene instalado el órgano más grande del mundo. Comprado por Wanamaker en 1909. Hay conciertos dos veces al día de lunes a viernes, así que vas de compras y al tiempo oyes música de diferentes estilos. Experiencia curiosa, aunque resulta algo friki la combinación.
ANNAPOLIS
Nuestra segunda etapa fue Annapolis. Pueblo, más que ciudad, al sur de Baltimore, es de hecho la capital de Maryland. Y acoge la academia naval de EEUU.
El pueblo es de escaparate, impoluto, lleno de hostelería de calidad, tiendas e inmobiliarias. Tiene un puerto muy agradable para comer o cenar, buen marisco y precios por encima de la media.
Visitamos la academia naval que ocupa todo un extremo del puerto y el pueblo. El recorrido por la academia es sorprendentemente libre de vigilancia, pasas por enfrente de las casas de la dirección del centro como si pasearas por tu calle. Se puede hacer ruta guiada o por libre. Pero es recomendable.
WASHINGTON
En DC lo mejor es dejar el coche en un parking de las afueras y coger el metro. Nosotros lo hicimos desde Anacostia donde hay un parking bastante grande que por unos 5$ día puedes dejar el coche.
Washington como ciudad imperial que realmente es, engaña un poco, o por lo menos a mí. Su arquitectura impresiona por la geometría grandiosa de los monumentos. Todo dispuesto alrededor del obelisco y el Mall como eje principal. Fuera de esa zona la ciudad en sí no me atrae mucho (salvo ya Georgetown, que es otra historia).
En dos días nos dio tiempo a hacer más o menos lo esperado, menos Georgetown.
Empezamos en Arlington Cemetery, donde es obligado coger el autobús que recorre el cementerio.
De allí nos fuimos al centro. Y el primer día apenas nada más que recorrer el Mall hasta llegar a los National Archives donde nos diluvió, tormenta de verano a lo grande.
Al día siguiente ya pudimos visitar el Mall entero. Obelisco, Lincoln Memorial incluidos.
Y por la parte gastronómica, aunque no la probamos apenas nos gustó mucho City Tap House. Un sitio de comida informal, larga carta de hamburguesas y buen precio.
PENNSYLVANIA: GETTYSBURG Y ADAMS COUNTY
Y muy a nuestro pesar llegamos al último día del viaje.
John y Michelle nos invitaron a unirnos a lo que ellos harían en un día normal de ocio.
Primero a Gettysburg en Pennsylvania. A quien le guste la historia, como a mí, le encantará cómo está conservado este campo de batalla inmenso de la guerra civil. Se puede seguir el curso de la batalla siguiendo un recorrido por coche y hay varios miradores desde donde observar los puntos claves. Hace falta un guía eso sí.
Al fondo el principio de los Apalaches, el Blue Ridge.
A continuación nos llevaron a Adams County donde llegamos a este puente cubierto. Un planazo la verdad.
Y por la tarde tocaba…Baseball. Baltimore es la casa de los Orioles, equipo de la American League, además puntero.
Así que allí fuimos, dispuestos a vivir una experiencia realmente americana. Además en un partido de máxima rivalidad, contra los Washington Nationals.
Es difícil explicar un partido de Baseball. Para alguien acostumbrado a otros deportes es una sensación extraña. Es como si…no pasara nada y además al público no le importara. El juego es lento y la mayoría de la genta va y viene, compra comida o simplemente está de conversación.
Afortunadamente John me explicó el juego y el partido fue espectacular, con un home run en la última bola de la última entrada. Pero resulta curioso. Es 50% deporte, 50% evento social.
Y así acabamos nuestro viaje. Los anfitriones (John, Michelle, Brianna y Nathan) aparte de haber acogido a nuestra hija como una más, nos hicieron sentir en casa. Y los que hicimos el viaje (Raquel, Gonzalo, Inma, Silvia y yo) aguantamos muy bien la convivencia de dos semanas.
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