Este artículo está inspirado por nuestro buen amigo Manolo Noya.

Quienes nos hemos aficionado a la bici tarde, yo en concreto en los tres últimos años, solemos contar nuestras “hazañas” (que si el Tourmalet, que si Los Lagos) con fingida humildad…o no. Pero la realidad es que hoy en día quien más quien menos pedalea sobre bastantes euros de tecnología, una pedalada de 2017 equivale a unas cuantas de, pongamos, los años cuarenta del siglo XX.
Por eso hablar de Gino Bartali pone las cosas en perspectiva. El ciclismo hipertecnificado de nuestros días tiene cada vez menos que ver con las etapas de más de 200km y los tubulares colgados a las espalda. Seguramente sea hoy un espectáculo más mediático, pero menos heroico.

Héroe fue Bartali como deportista y también como figura nacional. Pero lo que no se sabía era su papel ayudando a salvar a judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Y para mí esa valentía de Bartali enlaza directamente con la de un contemporáneo suyo, el del neurólogo austriaco superviviente de Auschwitz , Viktor Frankl. Frankl escribió sobre la capacidad del ser humano de decidir sobre sus actos incluso en la situación más desesperada y adversa (ver reseña de “El hombre en busca de sentido” en Curiosity killed the cat). Bartali era un privilegiado del régimen fascista y sin embargo decidió actuar. Gino, Il Ginetaccio.

Este episodio de Informe Robinson lo resume brillantemente. 23 minutos sin desperdicio.

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