Hoy, que vivimos en una aldea global, cuando llega la Navidad pensamos en abetos nevados y todo tipo de adornos y regalos colgados de éstos. Estas imágenes se han colado en nuestras mentes, desplazando en ocasiones a nuestras costumbres. 

Afortunadamente muchos pueblos han sabido conservar sus propias tradiciones.

Una de ellas es el ramo leonés, ramu llionés de ñavidá, que estuvo a punto de desaparecer al ser desplazado por el árbol de navidad. Pero en los últimos años se ha recuperado para ciudades, pueblos, hogares e iglesias de la comarca leonesa.

El ramo leonés es anterior incluso al belén, tiene un origen precristiano como culto a los árboles, que son la máxima simbología de la fertilidad de la Tierra. Parte de la costumbre precristiana de utilizar la rama de un árbol en las celebraciones, que fue adoptada por el cristianismo a través de las pastoradas que se celebraban en los atrios de las iglesias. De la rama de árbol evolucionó a un armazón de madera, casi siempre de forma triangular quizá por influencia del tenebrario existente en las iglesias. En este armazón se colocan 12 velas representando los 12 meses del año, y se cuelgan lazos, bordados, hilos de lana, frutas de la temporada, rosquillas… como ofrendas. Es lo que se llama “vestir al ramo”.

 

En el centro del armazón se colocan ramas de hoja perenne de la zona, como acebo, tejo, laurel o hiedra, dándole color y vistosidad. Este armazón se apoya en una vara de madera que se fija a una peana.

El Viajero Accidental conoció la tradición del ramo leonés en la zona de la Montaña Central Leonesa, concretamente en el pueblo de Matallana de Torío:

 

El Ramo de Navidad está documentado también en otros lugares como Ávila, Cantabria, Palencia, Salamanca y Zamora.

En las ciudades y pueblos los belenes se representan en las iglesias y en algunas ocasiones, si son belenes vivientes, en las plazas. Esa semilla navideña se siembra también en las montañas en algunas zonas de nuestro país. Estamos hablando de lo que en Asturias y León se conoce como “el belén de cumbres“, que en otras zonas se denomina “la navidad montañera”, tradición que data de la década de los años 40 y 50 del siglo XX.

La costumbre de montar el belén de cumbres consiste en que grupos de amigos, montañeros, o incluso parroquias, organizan una salida para colocar un belén en la montaña. Se suele buscar un entrante en alguna roca o algún hueco para que quede resguardado.

belén de cumbres

 

Estas imágenes corresponden a un belén de montaña en el Faedo de Ciñera, también en León. Se trata de un bosque de hayas que ha llegado a recibir el premio al Bosque Mejor Cuidado de España, otorgado por la Organización de Bosques sin Fronteras en colaboración con la Fundación Biodiversidad. Cuenta con un haya de más de 500 años bautizada como “Fagus”, pero lo cierto es que este bosque situado en el Alto Bernesga y la leyenda de la Bruja Haeda, que lo acompaña, merecen un artículo aparte así que El Viajero Accidental se lo dedicará.

Y no quiero cerrar el artículo sin recomendaros una visita a esta zona en esta época. La Montaña Central Leonesa tiene muchos lugares que disfrutar, como ejemplo podríamos hablar de las hoces de Vegacervera o de la cueva de Valporquero. Sin ninguna duda os hablaremos de todos ellos, pero de momento para ir abriendo boca os dejamos aquí algunas imágenes:

 

Y sin más que contar por hoy… ¡El Viajero Accidental y quien escribe os desea Feliz Navidad!

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo. No tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”.

 

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