Marta vuelve a relatarnos su Gran Viaje. Nos habíamos quedado a la entrada de Italia, en los Alpes. Y de su mano vamos a cruzar el norte del país transalpino.

Italia, ci siamo qui!
Italia, Siamo arrivati!

Italia…¡bueno, nos ha costado un poco llegar pero aquí estamos! Puerto abajo de mont Cenis la temperatura iba subiendo a medida que avanzábamos por el valle de Susa, dirección Turín.

No teníamos muy claro dónde parar, sí evitar la ciudad, pero el horario siestero de Noa nos iba a coincidir no muy lejos de ella. Nuestras ideas, como nos sucedió otras veces, iban cambiando…primero la parada iba a ser Rivoli, que parecía no muy grande y podía ser interesante, pero al final, con un vistazo rápido justo a tiempo al mapa y a internet para recabar ideas, encontramos que había un “area di sosta camper”, como se llaman aquí, avanzando un poco más pero bien cerca de Torino, entre Druento y Venaria Reale. Y menudo ojo con el sitio, para no haberlo conocido, ¡porque resulta ser un lugar perfecto! ¡Buena entrada en Italia! Estábamos en pleno campo a pesar de estar nada lejos de la gran ciudad, pero a la entrada del parco della Mandria, donde antaño estuvo la residencia real. Por eso, a este lugar lo llaman “la sosta del re”, el reposo o descanso del rey.

El lugar resultó ser una especie de pequeño Versalles, con unos jardines extensísimos donde hay caballos, venados, jabalís…y la antigua residencia real. Y también hay vacas y una vaquería donde hacen unos helados caseros ricos de verdad. Gelato italiano, buonissssimo!!

Empezamos Italia con encuentros….un amigo que vive en Torino, mi amigo Sergio Taglialatella, aunque es napolitano y nos conocimos allí cuando estuve estudiando y viviendo en Italia. De esto hace ya un tiempo…glups, ¡casi veinte años!

Sergio se acercó a vernos esa misma tarde al salir de trabajar, porque, casualmente, trabaja cerca de allí. ¡Todo cuadra, bien!. Y ¡qué bueno el reencuentro! Nos vimos por última vez hace unos ocho años, en San Vicente de la Barquera, con Diana su pareja…Ahora tienen dos peques, con las que vendrá al día siguiente con sus bicis.

Al día siguiente, de excursión por el Parco della Mandria, hablamos de cómo va todo, de Italia y de España, de mi querida Napoli…nos despedimos hasta la próxima, chissa cuando?, ma speriamo presto…

Noa con Sergio, Emma y Chiara

Nosotros seguimos rumbo, pasamos Milano sin apenas tráfico porque es sábado y recalamos en un camping de un lago poco conocido, el lago di Endine, cerca de otro algo mayor, el lago d’Iseo. Los dos nos gustan.

Tenemos duda de si tirar a Dolomitas directamente de aquí al norte, apareciendo en la zona del Stelvio, o bien, subir por el lago de Garda; tras las iniciales dudas, algo muy especial nos hizo decantarnos por esta segunda opción: ¡y tuvimos otro encuentro inesperado en el camino!, nada menos que nuestra muy querida Yolanda y sus padres, que van camino de Rumanía y organizamos la quedada…

Nosotros nos liamos un poco, un ratito andamos medio perdidos, ¡echamos de menos las precisas indicaciones francesas y sus numerosas oficinas de turismo con mapas super detallados!- digamos que en Italia todo es un poco más lioso y el trafico bastante más intenso… entre una confusión y otra acabamos dando la vuelta completa al lago de Iseo antes de plantarnos en el lago di Garda; pero vamos, nada grave…

Hacía un tiempo estupendo y nos quedamos en el area di sosta de Sirmione. Super cara, 20 euros, pero nada de pernoctar por libre que esta zona es bastante “selecta” y los carabinieri andan siempre al acecho…

Sirmione

El sitio está perfecto, eso sí…idílico, casi…enfrente del lago…Sirmione es realmente muy bonito. El lago tiene nada menos que unos 130 km de perímetro, unas vistas espectaculares de montañas que caen a pico al mar en ciertos lugares, y muchos pueblitos preciosos, aunque muy turísticos.
Y es casi, casi, a la orilla del lago donde hacemos nuestro “encuentro cántabro”…breve pero qué bien nos ha sabido…mmm

Encuentro cántabro

Nos contamos novedades y bromeamos con el hecho de que lo que nosotros tardamos más de un mes en hacer, ellos lo hicieron en tres días…jajaja, hay que ver lo que puede uno entretenerse por el camino. ¿Acaso no consiste en eso el inmenso lujo de este viaje? en entretenernos donde y cuando queramos…

Nos dejaron de regalo una caja de las míticas “Campurrianas”, por aquello de recordar la tierruca en tiempos viajeros😉, y ellos siguieron camino..
¡Buen viaje familia, qué buen encuentro!

Nosotros, esta vez sí, pudimos conocer un poco más el lago di Garda, hicimos una segunda noche en Sirmione pero esta vez en otra sosta que resulta ser gratuita porque el parquímetro estaba fuori uso, estropeado…pues mira tú qué bien…-no éramos los únicos, hay un par de familias francesas, alguna italiana, unos alemanes…y hasta una familia madrileña con la que también charlamos un rato.

Y de ahí, por la orilla Este del lago, disfrutando de los paisajes y de pueblos como Garda o Malcesine, nos fuimos poco a poco hacia el norte, cambiamos a un escenario un poco más urbano…¡íbamos a Trento! Ci vediamo presto!

Trento. El Norte y el Sur

Trento, una piccola cittadina, como dirían los italianos, es realmente un sitio con encanto. La ciudad, en un entorno espectacular rodeado de montañas, es preciosa, con sus fachadas de colores pastel, sus impresionantes palazzi, residencias señoriales, el Duomo…todo esto en un centro histórico muy compacto y fácil de recorrer a pie o en bici. Hay muchísimas bicis, gente que se mueve en bici, parkings para bicis. Y cuando estuvimos, en septiembre, mucho ambientillo de estudiantes universitarios, de vuelta a sus cursos recién empezados, alegre y en cierto modo, organizado bullicio, con varias facultades y estudiantes aquí y allá.

A mí en general todo esto se me parece más a Austria, por ejemplo, que al sur de Italia, donde yo viví…Aquí está todo muy organizadito, bastante pulcro, los coches van por su lado, los peatones y bicis tienen sus lugares y facilidades…

…mientras que el sur, y Nápoles en concreto, es más bien un caos…pero esta diferencia entre el norte y el sur italiano va mucho más allá de la diferencia de vida, paisajística, cultural y de carácter. Me sigue causando sorpresa que este hecho, tal diferencia que no es pequeña, la desconoce la mayoría de los no italianos.

El norte es rico, el sur es pobre. En el norte hay trabajo (aunque ahora bastante menos por la crisis), en el sur no. Es más, la mayoría de napolitanos saben que, si quieren trabajar y escapar de las redes de la Camorra, en las que si desarrollas una actividad lucrativa te ves irremediablemente inmerso, en forma del tristemente (y resignadamente aceptado en la mayoría de los casos) famoso “pizzo” o contribución a pagar ; deben emigrar al norte o bien a otro país (invariablemente, los napolitanos a quienes yo preguntaba solían preferir esto último). La Camorra se extiende hasta aspectos insospechados de la vida y condiciona totalmente dicha vida, como de modo detalladísimo explica el escritor napolitano Roberto Saviano en su novela “Camorra”– por la que se encuentra amenazado de muerte desde entonces.

A los napolitanos no les gusta el norte de su país, que sienten muy lejano a su propia realidad, y a los norteños no les gusta nada el sur. Es un enfrentamiento enquistado desde hace muchos años y por lo que observo sigue exactamente igual, o incluso “peggiorato”, como me dicen varios italianos (del norte) con los que hablo. Muchos ponen mala cara directamente al hablar del sur, y lo consideran en gran medida culpable de sus problemas. “Nosotros trabajamos y pagamos impuestos para financiar las ayudas que se dan al sur”, es la percepción de muchos de ellos. Un enfrentamiento dentro del propio país, un problema de muy difícil solución.

En Trento hay muchas referencias a otra guerra, la mundial- muchas exposiciones, museos de la guerra, referencias continuas. El lema de la ciudad que vimos escrito en varios sitios es “Dalla guerra alla pace”; e incluso hay, por ejemplo, itinerarios de montaña por los que antaño había tropas y misiles, que ahora bautizado como “los senderos de la paz”. Las famosas vías ferratas, y su uso actual eminentemente deportivo, son otro más de los legados de la guerra.

Pero no hay referencias abiertas a esta otra guerra, mucho más sutil pero totalmente presente.

A mí, cuando viví en Napoli, o Napule, como la llaman los napolitanos en su dialecto, no me afectaban de modo directo como estudiante estos problemas, aunque sí eran fácilmente perceptibles. Y entonces pensaba, y sigo pensando ahora, que las personas “de a pie”, raramente, no siempre, son las responsables de los conflictos políticos o económicos de un país. Para el napolitano ciudadano “normal”, es imposible librarse, sin haberlo causado en algún modo, de los problemas enquistados de su territorio, más bien los sufre irremediablemente.

Como contrapartida napolitana; por debajo del aparente (y no aparente) caos, de la suciedad que agrede la increíble belleza artística y paisajística de esa tierra sureña e inconfundiblemente singular, late el corazón de una gente especialmente cálida, generosa y acogedora. Alegre como pocas, envuelta en la música que sale de sus históricos cortile y entre aromas de pesto, pomodoro, basilico y con el azul de fondo de su espectacular bahía rematada por el perfecto cono volcánico del Vesuvio, una montaña en plena ebullición aunque en aparente calma hasta la siguiente explosión, como si simbolizara de algún modo la realidad de la ciudad que se arremolina multicolor a sus pies. Napule, que parece en muchos aspectos, más asiática o africana, que europea, por su ruido, su ritmo, su locura, su tráfico, su densidad en todos los sentidos….”Napoli, si ama o si odia”, me dijeron los napolitanos cuando llegué. Sin duda, llegué a amarla, en sus contradicciones, en su belleza, en sus problemas. Sobre todo, por todo el calor de sus gentes, que fueron los más directos responsables de un año inolvidable. Porque, parafraseando a Charles Bukowski, “las personas son el mayor espectáculo, y gratuito, de un lugar”…La Italia “que uno imagina”es, en muchos sentidos, la Italia del sur…al menos, para mí…

Pero ésta del norte es otra Italia, con sus carteles bilingües en alemán e italiano, sus horarios europeos muy similares a sus vecinos. No quita que también a todo esto le viéramos su atractivo, desde luego…Trento nos gustó mucho, y pasamos aquí dos noches con sus días, en un parking gratuito pegado al centro.

Paseando

Además de disfrutar de la ciudad, de las vías verdes que fácilmente te permiten salir pedaleando de ella, de sus rincones…también logramos hacer muchas pequeñas cosas que teníamos pendientes y que con suerte se nos logran dar medio bien…sobre todo porque encontramos un negocio que hacía tiempo buscábamos, se llama “Campertours”, y está dedicado todo todito a los miles de artilugios que pueden necesitarse en una autocaravana. ¡Justo, justo lo que necesitábamos!.
Se nos había estropeado el convertidor eléctrico, llevábamos tiempo para comprar unas protecciones frontales de la luna que aíslan de frío y calor, tendales pequeños….todo eso y mucho más hay aquí….

Y también, en esta piccola cittadina con encanto, encontramos tiendita con cientos de tés en la que volvemos a aprovisionarnos, lugares curiosos de pasta casera y especialidades de aquí…y hasta varias tiendas enteras de productos ecológicos y de comercio justo, donde entre otras cosas compramos unos macarrones que se llaman “Libera Terra”, en los que explica que las tierras de producción pertenecen a cooperativas del sur italiano confiscadas a la “criminalidad organizada”, contribuyendo así al desarrollo de los pequeños productores de la zona. No conocía iniciativas así y me gusta pensar que algo se está moviendo…

Pasta de tierra libre de mafias

También hay en Trento una sección del Club Alpino Italiano, como no podía ser de otro modo en esta ciudad con corazón montañero, capital de la alpina región de Trentino Alto Adige. Allá que vamos, y un señor muy simpático nos da abundante y utilísima información sobre las opciones que tenemos para los próximos días…y es que….ayyy, qué emoción….de aquí seguimos ruta y nos esperan nada menos que “le montagne più belle del mondo”….Dolomiti…¡Dolomitas, para allí vamos!¡ Qué ganas de veros de cerca, non ci posso credere!

Mapa con nombres mágicos: val d’Ega, Catinaccio, Lavaredo….¡vamos!

Links en este artículo:

lago di Endine

lago di Garda

area di sosta de Sirmione

Trento, una piccola cittadina

Roberto Saviano en su novela “Camorra”

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Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

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