De dónde viene la denominación “furancho” es algo discutible, parece que se basa en “furar” (agujerear) el barril o pipote donde se almacena el vino. En las “Rías Baixas” existe la costumbre de hacer vino para autoconsumo pero los años de buena cosecha el excedente se vende a particulares. Para comprarlo es habitual que el cosechero te ofrezca probar en una taza las distintas variedades que elaboró, para ello metía el grifo de barril (billa) y hacía un agujero en el mismo, o en gallego, furaba o pipote coa billa. De furar, furar… furanchos.


Hace unos años, celebramos la cena de Navidad con mis compañeras de trabajo en un furancho. Pocas de nosotras sabíamos lo que eran los furanchos y, lo más importante, en donde estaban.

Así que, la cena se convirtió en una disculpa para recorrer, en muy poco tiempo, algunos de los que aparecen en este artículo. Casi de noche, era imposible que recordásemos por dónde habíamos estado, pero sí por las anécdotas que nos pasaron en todos los que visitamos.

Con el tiempo mis compañeras han sido capaces de llevar a sus familias a comer de furanchos, eso sí, preguntándome antes el camino para llegar, que de día parece más fácil. De noche, la alternativa es buscar las casas que tengan muchos coches aparcados a la puerta, o conseguir ver la rama de laurel que cuelgan a la puerta.

Antes de contaros cuales son mis favoritos, os explico un poco cómo es un furancho o loureiro. Es un local, no necesariamente muy decorado, en el que podemos beber el excedente de vino del bodegero acompañado de algo de comer. El exceso de producción de algunas cosechas en Galicia favoreció el nacimiento de este negocio de tiempo limitado. Cuando esto ocurría, el bodeguero vendía a sus vecinos el excedente de producción una vez preparado el vino y anunciaba el comienzo de la venta colocando en la puerta del ‘furancho’ una hoja de laurel. De aquí procede el nombre de ‘loureiro’, aplicado en algunas zonas al ‘furancho’.

La costumbre de acudir a las casas particulares a comprar vino se extendió y la gente comenzó a acudir a comprar con algo para picar, para evitar salir algo perjudicados. Hubo un tiempo, no hace más de 20 años, que se acudía a los “furanchos” con latas de conservas, una ristra de chorizo o una empanada comprada en la panadería cercana. El furancheiro vendía el vino pero no las viandas, por lo que era costumbre que los clientes las aportasen o, si los compradores eran vecinos, se les ofrecía algo para picar, generalmente queso o chorizo, mientras se realizaba la compraventa.

Una curiosidad que sorprende es la tradición de permitir que los clientes cocinen en el furancho. En el lugar dónde se vendía el vino era costumbre tener siempre la lumbre encendida por si los vecinos y clientes querían traer su propia comida para cocinarla y consumirla allí. Todavía puedes hacerlo y en algunos es habitual que la gente lleve otras viandas que el local no puede ofrecer.

Hay varias zonas en Galicia, pero nombraré las más conocidas: Cangas, Moaña, Bueu, Marín, Vilaboa, Poio, Redondela, Soutomaior, Pazos de Borben, Salvatierra, Mos, Vilagarcia, Vilanova, Illa de Arousa, Sanxenxo, O Grove, Betanzos… La mayor concentración está en las comarcas de Cambados, Meis, Meaño y Ribadumia.

Los ‘furanchos’ únicamente abren una vez al año; es decir, el periodo de tiempo necesario para poder vender el vino, para beberlo allí o para llevarlo a casa. El vino por tanto es un vino joven y el furancho está abierto hasta que se acaba. Por cierto debéis saber que no se venden refrescos, cervezas… sólo vino y agua.

Poco a poco, buena parte de los ‘furanchos’ se ha convertido en establecimientos de hostelería, en los que, además del vino propio, se ofrecen tapas a precios económicos.

Otros furanchos han preferido anclarse en la tradición y acogerse a la normativa del gobierno autonómico: el negocio sólo puede estar abierto durante 3 meses al año, y sólo se pueden ofrecer un máximo de 5 tapas o pinchos para comer. Las más habituales son chorizo, oreja de cerdo, tortilla, zorza, richada y empanada y los precios son económicos.

¿Qué aporta un furancho sobre un bar de precios populares? La convivencia vecinal. Las mesas  son compartida, llegas y te sientas, estableces conversaciones… es muy tradicional también cantar todos juntos (en especial después de probar el vino).

Los pequeños productores y bodegueros de vinos tienen identidad propia y, por ello, los ‘furanchos’ o ‘loureiros’ deben seguir formando parte del futuro del mundo rural. Yo frecuento tanto furanchos como tabernas, porque algunos de ellos, tras el éxito del negocio valoraron registrarse como tabernas y así poder trabajar durante casi todo el año y ofrecer otra comida, cosa que en el furancho está limitada. No voy a distinguir si unos son una cosa u otra, solamente los voy a nombrar por ser lugares en los que nos sentimos a gusto, que vamos con frecuencia, que llevamos a la familia y a los amigos, que se come y se bebe bien, que son buena gente todos y que, por suerte, están muy cerca de nuestra casa. Vivimos en Raxó.

 

Estos son mis TOP TEN, en el orden más justo que me ha parecido, la distancia a casa…

1. LOUREIRO MINIÑO

Está en Bordóns, una parroquia de Sanxenxo. Antonio Miniño y su mujer te atienden genial. Son muy amables. El vino, blanco y tinto, muy rico y las tapas abundantes y muy bien cocinadas. Recuerdo que la vajilla era parecida a una que tuvimos en nuestro primer piso de estudiante.

Nuestro plato favorito los huevos con patatas y chorizo. Somos muy clásicos.

Miniño es presidente de la Asociación de Furanchos del Salnés, y siempre nos da información de nuevos locales y sobre todo de la legislación que regula estos establecimientos.

 

Empiezan en Diciembre, de los primeros en hacerlo, con la chimenea encendida. Las bolas de navidad adornan el local cuando abren.

Aquí os dejo su localización en Google Maps: https://goo.gl/maps/CPziZMzr3fP2

2. TIBI Y MARTIN

En la misma parroquia de Bordons, en Sanxenxo.  Tiene un local muy amplio, con dos ambientes, pero lo mejor es su zona exterior. Con un jardín precioso, que mejoran cada año, con vistas hacia la ría de Pontevedra.

Las tapas las cocina Tibi con la ayuda de Quinita, la madre de Martín. Martín y su hija nos atienden en las mesas, mientras el hijo pequeño corretea por todo el lugar, él solo o con los hijos de los clientes, que se entretienen mientras sus padres terminan la cena.

La empanada de maíz casera esta buenísima, tanto la de choco como la de zamburiñas. Aquí tienen vino blanco y tinto, pero mayoritariamente blanco.
En una esquina hay fotos de clientes y amigos de otros años. Muchos son vecinos nuestros y otros, sus hijos, que vienen en verano con la ubicación en el móvil para llegar. La entrada es un camino estrecho entre dos casas.

Cerca del local, Quinita, cuida en el invernadero los tomates y los pimientos que nos tomamos. Allí también tiene una buena colección de flores.

Empiezan cerca de Semana Santa y su ubicación es ésta: https://goo.gl/maps/kPbzr5t1Rtr

3. CABALEIRO

Este es un descubrimiento relativamente reciente. Le llamamos cariñosamente el 2.0 por la juventud que suele ir por allí.

Está en el lugar de O Pereiro, encima de Combarro. La primera vez que fuimos, nos lo aconsejaron Eulogio y Noli, indicándonos que lleváramos la carne de una carnicería próxima. Manuel y Sonia, los propietarios del local, ya nos tenían el fuego encendido, así que ése fue el menú. Tú pagas las patatas, el pan y el vino.

La casa es muy bonita, tiene una lareira (chimenea) dónde puedes asar un chorizo, y un lagar para el vino. Me gustan los cascanueces de madera que tienen. Llevan casi 15 años abiertos.

Hacen unas empanadillas gigantes. La richada (forma de preparar la carne siguiendo una receta tradicional gallega) es de muy buena calidad. Terminada la cena con queso y membrillo, siempre hay algún voluntario para cantar y tocar la guitarra.

4. A LAGUIÑA

Cuando fui a los locales para sacar fotos, en este furancho la imagen era perfecta. Los dos propietarios, Juan y Marina estaban podando la viña que rodea la casa. Me contaron que llevan abiertos unos seis años, que tienen vino blanco y tinto, pero principalmente blanco. Como curiosidad contar que un hijo de esta pareja es un reconocido sumiller, así que no nos atrevemos a hacer una valoración del vino porque no sabríamos hacerla con la profesionalidad que él sabe. Está muy rico. Marina prepara un cordero riquísimo, que tiene mucho éxito. Les ayuda cuando puede su hijo Basilio.

El local muy sencillo, tiene en sus paredes una curiosa decoración, con cuadros llegados desde Africa. Sí, Basilio os puede contar la bonita historia de la colaboración entre África y los buenos músicos que hay en esta zona.

5. PASTORA

La historia de Pastora empieza en Sanxenxo. En una casa antigua, que todavía se conserva, tenía un local de comidas muy conocido. Regresó a Simes para atender a la familia y allí se quedó.

Cuando conocimos el local, su madre le ayudaba con las patatas, y Pastora atendía la cocina con una velocidad que me recordaba a mi abuela. Su marido nos trae el vino, desde los barriles que se encuentran al lado del comedor.

En la huerta, vemos los pimientos y otras plantas detrás de un cubierto que han preparado también para comer fuera. Muy agradable en verano, y en invierno también porque tienen una chimenea de leña en el centro del local.

Pastora es una taberna que nos ofrece mucha variedad, incluido un cocido y un caldo en un día de invierno. La croca (cadera de ternera) es de muy buena calidad. En la huerta los niños juegan en los columpios próximos a donde se encuentran sus padres cenando.

6. TABERNA A CANCELA

Tenemos una relación muy familiar con la Taberna A Cancela. Allí hemos ido muchas noches de reyes a cenar para una celebración familiar. Nosotros le llamamos “A de Abel” que es, junto con su mujer Paula, quienes regentan el local.

Está muy bonito decorado como podéis ver en estas fotos y se encuentra enfrente de la iglesia, en donde se estrecha la carretera, fácil de encontrar. Se puede aparcar en un espacio próximo.

Las noches de reyes son especiales. La cabalgata llega acompañada de todos los vehículos agrícolas de la zona, completamente engalanados y los reyes a caballo, repartiendo regalos a los pequeños de la parroquia. Vale la pena estar al frio para ver la cara de sorpresa de los niños. En ocasiones, al terminar la cena, nos encontramos a Melchor reponiendo “fuerzas” en la barra de la entrada.

Tiene muy buenos embutidos y una carta de vinos amplia, muchos de los cuales se embotellan en bodegas próximas, marcas muy conocidas de la denominación de origen “Rias Baixas”.

7. ENRIQUE

Enrique fue nuestro primer furancho, aconsejados por la familia. Allí nos encontramos con Mary, que atiende el comedor con una rapidez asombrosa, sin la ayuda de dispositivos electrónicos y ni siquiera una libreta, recordando nuestros nombres, y  colocándonos nada más llegar una botella de vino con un pincho de jamón.

Ahora tiene una terraza maravillosa detrás con vistas al valle. También tiene parking.
El local tiene dos zonas, la primera al entrar en donde está la barra y subiendo las escaleras otro comedor. Muy buena la tortilla y la zorza, os la recomiendo.

Cuando estuve en Cobas para hacer unas fotos, me encontré en la puerta con la madre de Mary, Otilia. Ella me contó que su familia lleva allí muchos años, sus padres primero, su marido Enrique después y, ahora están sus hijos, Mary, Manolo y Enrique. Su yerno Alfredo le ayuda en la cocina.

En este local celebramos la cena de navidad que os conté al principio de este artículo. Los de la mesa de al lado intentaban acercarse ofreciéndonos parte de sus viandas. ¡¡¡Que noche más divertida pasamos!!!

8. OUTEIRO

Situado en la parte alta de Cobas, en el lugar de O Outeiro. El local principal es pequeño, pero si la noche no acompaña, tiene otros espacios donde estar. Para mí lo mas bonito es el exterior, con impresionantes vistas de la ría de Arousa.

Hemos ido en muchas ocasiones, siempre en verano, para poder estar allí contemplando las luces de noche. Está muy rica la tortillla.

Aconsejo ir temprano porque enseguida se llena.

9. JUAN

En una casa de piedra que no sé cuantos años tiene está este furancho. Mantiene la estructura de la casa, con diferentes comedores y con chimeneas en cada hueco. Muy entrañable en invierno.

Una noche un grupo de gente que pertenecía a una coral ambientó la velada. Pero además tiene un patio precioso, con una parra centenaria que lo cubre, y bajo la cual tienen varias mesas de piedra, con sus bancos que lo hacen muy agradable.

Aquí hemos celebrado algún cumpleaños familiar con un numeroso grupo de primos.

10. ANGEL

Es el más grande. Tambien en Cobas. Los dueños se llaman Angel y Lupe. Dentro del local hay diferentes construcciones típicas gallegas y chimeneas que hacen parecer el local mas acogedor, porque es grande.

Recordamos con simpatía cuando abrieron el patio exterior, en dónde se encuentra un hórreo. Ángel nos dijo que lo había arreglado ese año y nos preguntó si queríamos algo de música ambiental, porque era temprano y estaba bastante tranquilo de gente. Le dijimos que sí y nos abrió el hórreo dónde estaba situado un equipo de música. Un nuevo uso para esta construcción que no se me había ocurrido antes.

Le ayudan los hijos y te atienden muy rápido. En nuestra cata de tortillas es una de las mejores. Recomiendo pedir postre: son cañas de crema caseras.

Insisto en que éstos son los 10 que nos quedan más cerca de casa. Tenemos muchos más, que os contaré en otro momento. Ahora solamente tenéis que ir de furanchos, y decirnos si os han gustado, si estaba buena la tortilla y sobre todo el vino.

¡Un brindis por estos pequeños viajes a lugares cercanos!

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”

 

RECOMENDACIÓN DE ALOJAMIENTO EN LA ZONA:

Si quieres saber más, pincha en la foto

 

 

 

 

 

 

 

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