Estrenamos año, estrenamos continente y estrenamos viajera accidental: Rebeca Baamonde. Mientras no cumple su sueño de conocer Botswana, y no para cazar elefantes… se entretiene conociendo destinos como Vietnam. Así que con ella inauguramos nuestra sección de Asia. ¡Bienvenida!


Cuando recuerdo mi llegada a Vietnam las primeras ideas que me vienen a la cabeza son: vida en la calle, tráfico, caos… y el recuerdo de una visita, de unos diez días, a un país que me sorprendió y que me encantó.

De Vietnam, oficialmente la República Socialista de Vietnam, sorprende que siendo ése su régimen político, cuando estás allí percibes que económicamente es capitalista al cien por cien.

A través de los siglos se han visto obligados a defender su territorio, su modo de vida,  sus tradiciones; la historia no les ha dejado otra opción… Se independizaron de la China Imperial en el año 938, y se expandieron con el florecimiento de diversas dinastías reales vietnamitas hasta que en el siglo XIX fueron colonizados por los franceses.

Durante la II Guerra Mundial sufrieron la ocupación japonesa hasta que iniciaron la Guerra de Indochina contra Francia a la que derrotaron y expulsaron en 1954. El país quedó dividido entre Norte y Sur, y se enfrentaron en la Guerra de Vietnam en la que combatían las tropas del Norte y las guerrillas conocidas como Viet Cong contra las tropas del Sur y las fuerzas armadas de los EEUU. En 1975 triunfó el Norte y en 1976 el país se unificó en un régimen socialista.

Cuando paseas por sus ciudades percibes claramente que fue colonia francesa, ya que dejaron su sello en la arquitectura de todo el país. Hay momentos en que si te abstraes un poco podrías tener la sensación de estar en alguna ciudad de Francia.
Vamos allá… empiezo a relataros nuestras andanzas por Vietnam.

Aterrizamos en Hanói, que a pesar de ser la capital moderna de Vietnam, todavía conserva el misterio y el encanto de siglos pasados. Toda la zona de embajadas son edificios coloniales, impresionantes, pero el resto no es así.

La vida en la calle en Vietnam

La vida en la calle

Lo primero que te llama la atención es como hacen la vida en la calle, en cuclillas, cocinando y haciendo todo lo que se te ocurra. Tengo que contaros el detalle de los barberos, situados debajo de un árbol, con el espejo colgando de una rama y acicalando allí a sus clientes.

Hay motos por todos lados, y claro… no es de extrañar que te impacte, mirando luego datos al respecto, lees que la proporción es de 5 millones de motos para 8 millones de habitantes, exceptúa los niños y las personas ancianas y saca una media de motos por habitante. Fijo que baten algún record Guinness.

De hecho, leí hace unos meses que las autoridades locales lanzaron un concurso con una recompensa de 4000 millones de dongs (165000 euros) para quien encuentre la mejor solución a la gestión del tráfico de la ciudad, destinado a empresas con experiencia en la materia.

Y es tónica general en Vietnam, no os fijéis en la calidad de estas 3 fotos tomadas en Saigón sino en el caos, para entender lo que os cuento…

 

Con este panorama no es extraño que piense que en ciudades como Hanoi cruzar la calle debería ser considerado un deporte de riesgo. Si bien es cierto que al cabo de un rato coges el tranquillo… te pones en el semáforo en verde para peatones y tienes que cruzar con decisión, al mismo ritmo y sin detenerte, ya se encargan las motos de esquivarte.

Una vez superada la impresión de ver tanta moto… con lo que te quedas de verdad de Hanoi es con su casco antiguo. En el medio de la ciudad te encuentras sus 36 calles y sus gremios antiguos, calles muy estrechas, dedicada cada una a una actividad y llenas de tiendas.

Si os fijáis en las fotos que iremos viendo, las casas son muy estrechas y se extienden hacia el fondo, hacia atrás, y tiene su explicación ya que los impuestos de vivienda no se pagan por metro cuadrado sino por metro de fachada.

Sin olvidarme tampoco del caos de cables del tendido eléctrico. Resulta tan curioso que te encuentras hasta camisetas como souvenir, que lo muestran. Aquí os dejo una muestra.

Exceptuando esos detalles un poco caóticos lo cierto es que sus grandes y hermosos parques, lagos, monumentos y avenidas con árboles, dan a Hanoi un aire elegante.

 

Entremos en materia, comenzamos visitando el Vam Mieu de Hanoi, cuya traducción es Templo de la Literatura. Fue construido en el año 1070 por el rey Ly Thanh Tong en honor a Confucio, y fue la sede de la primera y más importante Universidad de Vietnam. Se enseñaban los conceptos necesarios para convertirse en mandarín, lo que se les exigía a estos estudiosos burócratas era poesía y literatura (de ahí el nombre de templo de la literatura) y se impartían también conocimientos sobre Confucio. Es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura tradicional vietnamita y tiene varios pabellones.

No dejéis de fijaros en los tejados del templo que se divisan desde el altar de Confucio y la forma de las tejas que lo forman, simulando las escamas de un dragón, y representando nubes en sus partes más altas.

Tortuga

 

En esta primera visita ya empezamos a ver esculturas de tortugas, y quizá sea el momento de contaros que esto será algo muy presente en todo el viaje: el tema de los animales sagrados en Vietnam. Son cuatro: el dragón que representa la autoridad, el unicornio que simboliza el conocimiento, la tortuga asociada a la fuerza perdurable, a la longevidad, y el fénix como la noble belleza. El pueblo vietnamita identifica a sus animales sagrados con la suerte y la prosperidad.

Garza sobre tortugas

 

En este templo encontramos a las tortugas sosteniendo 82 lápidas (en su día fueron 112) con los nombres de sus alumnos, como muestra de la admiración al estudio y los talentos.

Del templo llama la atención su colorido, el rojo y dorado que lo llenan de vida, y es curiosa la figura de una garza sobre una tortuga simbolizando la sabiduría. Fijaos en que la cabeza de la tortuga y el pecho de la garza brillan debido a la cantidad de personas que tocan la primera para conseguir longevidad y la segunda para obtener sabiduría.

La expansión de la educación en Vietnam se vio beneficiada gracias a la escritura romanizada, que llegó con los jesuitas franceses, quienes hicieron una concordancia entre su antigua escritura y la nuestra, mucho más fácil de entender.

El siguiente monumento a conocer fue la pagoda de un pilar que data del siglo XI y que hubo que reconstruirla en 1954 ya que había sido destruida por los franceses. Resulta curioso contemplarla porque normalmente las pagodas suelen tener varios pilares.

 

En Hanoi aprovechamos para conocer el teatro de marionetas de agua, típico de todo Vietnam, y para desplazarnos hasta el teatro optamos por experimentar cómo se circula en la ciudad a bordo de un ciclo-tuc, el triciclo a pedal con conductor. Existe la versión motorizada que es el tuc tuc.

 

Nosotros por aquello de que más vale prevenir no comimos nada de lo que ofrecen en plena calle. En los restaurantes puedes comer perfectamente, en Hanoi los hay de distintos niveles y bastante oferta.

Probamos la sopa Pho, típica de la cocina de todo el país, a base de fideos de arroz, en un caldo de ternera y con trocitos de carne, servida en un bol. Habitualmente se acompaña con pimienta, lima, soja, albahaca… En el restaurante al que fuimos había muchas más opciones de preparación ya que teníamos una mesa con una especie de vitro en el centro y éramos nosotros quienes elegíamos que componentes añadirle.

Arrozales de camino a Halong Bay

Arrozales de camino a Halong Bay

Era curioso porque había una olla metálica dividida en compartimentos en los que había caldos limpios, carnes, verduras, pescados. Encuentras diversidad de verduras y brotes, y la aliñamos con lima.

Y nuestro destino al día siguiente fue la bahía de Halong Bay, el verdadero plato fuerte del viaje. Nos trasladamos en autocar, llevábamos todo contratado desde España, y durante el trayecto, de algo más de 3 horas, pudimos deleitarnos contemplando arrozales, granjas y el Delta del Río Rojo. Una vez allí nos embarcamos en un junco, la embarcación de madera tradicional de esta bahía, que son embarcaciones-hotel perfectamente equipadas, en la que almorzamos a base de mariscos y pescados frescos.

Es un sueño iniciar el crucero entre islotes e islas de roca caliza, más de 1900, que forman el archipiélago. No podemos olvidar que la bahía de Halong es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1994 y está considerada desde 2011 una de las 7 Maravillas Naturales del Mundo. Es uno de esos lugares que te hace sentir que somos muy pequeños ante ciertos monumentos naturales.

 

 

Pudimos disfrutar de rutas en botes y al atardecer nos llevaron a una playa para un baño en las aguas del golfo de Tonkin y contemplar la puesta de sol y los más de 500 barcos navegando a la vez… impresionante.  Como una imagen vale más que mil palabras os muestro esto:

 

La verdad es que me resulta difícil seleccionar qué fotos enseñaros porque hay tanto para ver… ¡pero lo intento! Cenar contemplando el atardecer es una gozada y después preparan actividades a bordo para divertimento del pasaje.

Y al día siguiente te levantas al amanecer para contemplarlo desde la cubierta del barco… en mi caso después me apunté a una clase de tai chi, impresionante hacer ejercicio en cubierta y ser consciente de que las vistas que estás contemplando no son posters en una pared sino reales…

En la bahía quedan pocos pescadores viviendo en casas flotantes, las que hay en su mayoría se usan para aperos, quedan pocas que sólo sean vivienda. Nos encantó también la visita a las cuevas que hay en los peñones,  dentro de la bahía, no por el interior de las mismas sino por las vistas que contemplas desde ellas.

 

Del camino de vuelta a Hanoi en bus os contaré que las carreteras que van de un pueblo a otro están llenas de casas, no se distingue dónde empieza uno y acaba otro. Esto se debe a que con la llegada del comunismo se impuso darle un trozo de terreno a cada pareja joven y como os ya he comentado llama la atención que las casas son altas y profundas, tienen fondo hacia detrás pero son estrechas de fachada. Otro de los detalles con el que me quedo de este recorrido en bus fue poder verlos recogiendo el arroz antes de llegar a una parada para visitar la pagoda But Thap en la provincia de Bac Ninh: un tesoro del arte vietnamita en el que para entrar debes descalzarte y recordar llevar indumentaria por debajo de las rodillas y sin enseñar los hombros. Fue en esta visita donde me explicaron que las banderas coloridas que encuentras en muchos monumentos representan en sus colores los antiguos reinos de Vietnam.

 

Que no os sorprenda ver en los templos comida, bebida e incienso, como se observa en alguna de estas fotos, son las ofrendas de los vietnamitas.

Y por hoy vamos a dejar aquí mi recorrido por Vietnam, no sin antes confesar que me arrepiento de una cosa en esta parte norte del recorrido. Y os lo digo para que no cometáis el mismo error si vais a Vietnam. Me arrepiento de no haber incluido Sapa, casi en la frontera con China, y haberme perdido sus terrazas de arrozales inmensos, sus montañas y sus tribus Dao, Tay y H’mong.

Me queda mucho por contaros de lugares, experiencias y sensaciones… y prometo seguir narrando, incluso lo que ví en televisión. Os dejo con la intriga, nos vemos en la Cochinchina.

 

Nota de la autora: “No he recibido ningún tipo de compensación (económica o no) por escribir este artículo, no tengo conexión material con las marcas, productos o servicios que he mencionado y mi opinión es independiente”.

 

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